Con Gemini, su segundo álbum de estudio, Slow Salvation —el proyecto shoegaze y dream pop de Travis Trevisan y Christina Hernandez— vuelve a trazar un mapa sonoro de melancolía, atmósferas brumosas y guitarras envolventes. Publicado por Velvet Blue Music, el disco expande la sensibilidad ya presente en su debut Here We Lie, y lleva su estética onírica a nuevas profundidades emocionales y sónicas.
El título del álbum, Gemini, funciona como un talismán de significados: desde la dualidad astrológica y los mitos gemelares hasta recuerdos personales y casualidades cósmicas. En lo sonoro, el álbum fluye como una marea densa de "dream noise", con capas de guitarras distorsionadas que se superponen con la suavidad etérea de la voz de Christina, quien menciona a Lana Del Rey y Margo Guryan como influencias vocales.
Entre los momentos más destacados se encuentra la canción homónima, “Gemini”, compuesta a partir de imágenes poéticas y sensoriales —un tren en Italia, un lanzamiento de cohete en Florida, una lectura de horóscopo en un bar de Nashville— que reflejan la capacidad del dúo para capturar lo fugaz y convertirlo en paisaje sonoro.
Esta vez, Slow Salvation apostó por un enfoque más tangible y directo: la grabación de batería en estudio, a cargo de Matt McCartie, aportó una dimensión física y viva al álbum que se siente en cada transición y compás. El toque final vino del legendario Mark Gardener de Ride, quien se encargó de la masterización con una mezcla perfecta entre cohesión y dinamismo.
Lejos de los escenarios pero profundamente conectados con su comunidad musical, Travis y Christina han construido un refugio sonoro que vibra en la intimidad, el misterio y la belleza difusa del sueño. Gemini no es solo un álbum, es una experiencia que susurra desde una galaxia paralela, donde la nostalgia y el ruido bailan al mismo compás.