2016-11-23

Borracho

Josué Ledesma


De cantina en cantina
sin ramo ni flor
el borracho camina
de cantina en cantina.
Busca nada
perdió la consciencia
sangre en la cabeza
una botella se rompió.
De cantina en cantina
el borracho camina,
una banqueta;
el suelo en la playa
un borracho en la playa
que buena noticia.
Borracho
pero en la playa
es un buen borracho.
Borracho
en las calles de la ciudad
es borracho con frío
y mucho mezcal
-sigue siendo
un buen borracho.
Borracho sin cigarros
no es borracho
borracho sin penas
no es borracho,
que camina
sin pluma y sin estrella.
Borracho sin amor
no es borracho
borracho sin humor
es del olvido
borracho con fronteras
es aburrido.
Borracho impertinente
es valiente
borracho sin tema
duerme, llora, calla
caga.
Borracho mal oliente
es un buen amigo
que ve el mundo
con ojos
que se esfuman
en un silbido.
Borracho que escribe,
demonios domina
calma llantos
acaricia el cinismo
crea Edénes
insulta engaños
exalta mujeres.
Borracho muere
el que es borracho
porque,
de qué otro modo
un borracho muere
sino borracho;
a mucha honra
besó la muerte
y le escupió una broma
un borracho sin suerte
no hizo poca cosa.
Los borrachos
dan cátedra de vida:
cuando esta apesta
date un tiro
de licor o cerveza.
Camina el borracho
de cantina en cantina
sin pluma, ni flor
sin ramo ni color.



Poeta originario del Estado de México, radica desde hace quince años en Pachuca (Hgo). Es licenciado en Psicología (énfasis en psicología social) por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. Psicoterapeuta, docente y promotor de lectura. 

Conoció de letras muy pequeño, cuando soñaba con comerse todos los libros colocados en una repisa. Fue en los pasillos universitarios que comenzó a publicar sus primeros acercamientos a la literatura en una revista local y más tarde en la revista “Los Bastardos de la Uva”.
Ha cursado talleres de poesía y creación transdisciplinar con Rocío Cerón, Abraham Chavelas y Rubén Gil. Colabora y se va de juerga con su amigo poeta Ángel Escorza. Es miembro del colectivo Malavida Editorial al lado de Elizabeth Rivera, Marina Urrutia, Alejandra Landa, Irving Espinoza y Jonathan Salas.
Se siente profundamente inspirado por la poesía visual, el performance, el cine, la instalación y la pintura.
Prepara su primer poemario, titulado provisionalmente como “El Cenicero”.

2016-11-12

Los discos de respaldo como cápsulas de tiempo



Por algún motivo encontré una lata llena de discos de respaldo, discos donde poseo diferentes versiones de poemarios, cuentos y obras de teatro. Pero entre todo ese hallazgo, hubo algo que me llamó poderosamente la atención: redescubrir la música que había creído perdida, por lo que me di a la tarea de escuchar disco por disco.
Y sí, estoy seguro que si sabes de hechura musical por computadora, identificarás esos antiguos bancos de midis porque Cakewalk 8 era el programa al que me adapté en la década de los 90’tas. Década en la que aprendí (por la mala) a que si no respaldas puedes perder todas tus labores.
Pienso que las editoriales del futuro deben tener como plataforma de publicación, no sólo el papel, por lo que el pasado 2015 iniciamos una serie de cortometrajes y creo que ha llegado el momento de que también podamos hacerlo en audio. Así es como nace el proyecto Aura en el espejo, un lugar donde la poesía y la música experimental tendrán su propio espacio en editorial Objectum.

Paraíso abierto versión Soundcloud

Paraíso abierto (versión instrumental): es el único track que se agregó a Soundcloud, ya que las pistas anteriores fueron publicadas en esta plataforma a la par de los cortometrajes.
Mi nombre es callar: texto de Bersaín Lejarza, voz de Elisena Ménez Sánchez y música de Aura en el espejo.
Joshua: texto y voz de Jessica Arreola, música de Aura en el espejo.
Sueña: texto de Camila Iglesias Muñiz, voz de Enrique Luévano y música de Aura en el espejo.

¡Disfrútenlo!



Paraíso abierto versión Bandcamp

Así es, esto no se quedará nada más así. Adelantamos que esta versión se publicará el 19 de noviembre de 2016 y (tal vez) el playlist será el siguiente:

1. Paraíso abierto.
2. Cafeína.
3. Posada de colmenas.
4. Objectum original soundtrack.
5. Mi nombre es callar (Feat Elisena Ménez Sánchez) - Versión Bandcamp.
6. Paraíso abierto (Instrumental).

De esta forma anticipamos que para 2017 se publicarán dos sencillos más, así como un álbum de poesía, por lo que les pedimos estén atentos a la página oficial en facebook:

https://www.facebook.com/objectumcomics/

Sólo me resta darles las gracias por seguirnos en Editorial Objectum y deseo que el material sonoro sea de su agrado.

2016-11-11

“El coyote y el murciélago”: novela para leerse imaginando a blanco y negro

“El coyote y el murciélago” es la nueva novela del escritor chilango radicado en León, Bernardo Monroy: un homenaje a las revistas pulps y la cultura popular de la década de los 30’s, con muchos balazos, sombreros fedora, música swing y danzón.

Paradójicamente, la novela está descargable en formato epub, por lo que su medio de difusión principal es el digital, y es posible leerse en una pantalla de celular, lap top, PC o ipad.

Cabe señalar que su descarga es gratuita, en el sitio de Vozed, especializado en la difusión y promoción de la literatura, creado y dirigido por Humberto Bedolla.

DEL MUNDO DEL PAPEL AL DIGITAL
“El coyote y el murciélago” arranca en 1936, cuando dos muchachos, de nombre Ezequiel y Julián, deciden imitar las aventuras de los héroes más populares de aquel entonces, como El Avispón Verde, La Sombra, El Llanero Solitario, Doc Savage o Conan el Bárbaro.

Como es de esperarse, uno asumirá el papel del héroe y otro del villano.

Respecto a su novela, Monroy explica: “El coyote y el murciélago está narrado al estilo de las novelas pulps, los seriales radiofónicos y las tiras cómics de los años treinta y como tal, no tiene más objetivo que entretener. Quise imitar toda la acción, aventura y emoción de aquella época”.

“Hoy en día lo retro está de moda: las películas de los ochenta, la moda rockabilly de los cincuenta, los nazis de los cuarenta con Donald Trump… y la emoción, divertimento, personajes y aventuras de las revistas pulp de los treinta. Prueba de ello es la excelente serie Agente Carter”.

“Quise explicar a los lectores más jóvenes el origen de lo que hoy en día son los superhéroes. Por eso incluyo como protagonistas a Stan Lee, Bob Kane, Bill Finger, Jerry Siegel y Joe Shuster, entre otros, creadores de personajes como Spiderman, Batman y Superman”, informa el autor y periodista.

La influencia de los pulps la podemos ver claramente en las películas de “Indiana Jones”, y “Captain Sky and the world of tomorrow”, por mencionar solo algunos ejemplos, y no precisamente “Pulp Fiction” de Tarantino.

Pero… ¿Qué fueron las revistas pulp?

Los pulps fueron unas revistas que proliferaron durante los años 20, 30 y 40 del pasado siglo. Estaban impresas con un tipo de pulpa de madera bastante corriente, amarillento y barato, de allí su nombre.

Las pulp magazines tenían historias de aventuras y acción pura y dura, con personajes heroicos, valientes, virtuosos, damiselas en peligro tan voluptuosas y semidesnudas que hoy en día serían motivo de censura y villanos crueles, lascivos, amorales.

Por lo general, su calidad literaria era dudosa, pero había honrosas excepciones. Los pulps fueron el espacio donde se dieron a conocer autores ahora clásicos, como Raymond Chandler o H.P. Lovecraft, entre otros.

La novela está disponible para su descarga gratuita en el portal de Vozed. Cuenta con la selección y edición de Humberto Bedolla, diseño gráfico y portada de Lizzeth Bedolla e Ilustraciones del youtuber y dibujante también defeño radicado en León Ron Durden.

SINOPSIS Y DESCARGA

México, 1936. La época de los grandes cambios sociales, del swing, las últimas películas de Chaplin y el surgimiento del cine de charros, el art decó y Agustín Lara, pero también del nacimiento de los superhéroes como los conocemos: los seriales de radio con El Llanero Solitario, las tiras cómicas de Mandrake el Mago y las revistas pulp, estelarizadas por La Sombra o El Avispón Verde.

En esta época viven Ezequiel y Julián, dos muchachos multimillonarios a quienes el ocio los lleva a convertirse en personajes enmascarados salidos de la ficción. Entre disparos de ametralladoras Thompson al ritmo de In the mood, vidas humanas desperdiciadas y violencia innecesaria, los chicos deciden si madurarán o no mientras conocen aspirantes a artistas llamados Milton Finger o Stanley Martin Leiber.

http://vozed.org/portfolio/coyote-murcielago-bernardo-monroy/

SOBRE EL AUTOR

Bernardo Monroy (Ciudad de México, 1982) actualmente vive en León, Guanajuato. Es periodista y ha publicado el libro de cuentos El Gato con Converse y la novela La Liga Latinoamericana.

Disponibles en la red para du descarga gratuita, están Slasher de editorial argentina Zona Literatura:  http://zonaliteratura.com/index.php/2011/11/20/salsher-novela-de-bernardo-monroy-presentacion-descarga-ebook/

y Segunda Temporada, de editorial Penumbria:

http://www.penumbria.mx/segunda-temporada/


Monroy es aficionado a los videojuegos, los cómics y los géneros de terror, fantasía y ciencia ficción, y escribe porque está frustrado, ya que nunca pudo ingresar a la Escuela de Jóvenes Dotados del Profesor Xavier. Sus textos han sido traducidos al klingon y al élfico.


2016-11-10

Poesía de Marta Gallego

Hoy he vuelto a casa 



Hoy he vuelto a casa,
después de tanto tiempo,
y me he encontrado
los cristales
teñidos de negro,
con lágrimas rojas.

Hoy he vuelto a casa,
y la verdad,
es que no la reconozco.

Hoy,
he vuelto a casa,
me he mirado en el espejo,
en aquel antiguo espejo
en el que solía mirarme
por las mañanas,
y no me reconozco.

El cielo está nublado
y en el aire se respira nostalgia.

Las nubes son mis cómplices,
ocultan al sol
para que el cielo
empatice conmigo
y se vuelva triste.

Las luces las enciendo
y titilan,
exactamente igual
que mi corazón
latiendo al ritmo
de tus recuerdos.

Hoy he vuelto a casa,
y encontrado todos mis recuerdos
llenos de polvo,
y esta vez,
me he puesto a desempolvarlos.

He corrido las cortinas,
y he limpiado los cristales
para dejar pasar la luz,
a través de ellos.

Le he pedido amablemente al cielo que escampe
y entre tantas
y tantas caídas,
he encontrado una fotografía vieja,
de ti,
con tu nombre.

Y ahora ya lo tengo todo limpio, y a lo que me refiero,
es a que me he desempolvado
hasta el corazón
y estoy preparada
para amarte,
con más fuerza,
con más sentido
y con más calor.

2016-11-08

Conmemorando a mi mamá y su recuerdo

Armando Salazar

Aquella noche infausta del 10 de enero de 2004, colocada entre mi hermana Martha y yo, mi mamá nos pidió tomarla de la mano para sostenerla y así despedirla en el último trance de su vida. Con el mayor dolor la obedecimos y tratamos de atenuarle ese momento utilizando las mejores palabras que acudían a nuestra mente, procurando ayudarla en el instante más inquietante y tremendo que puede vivirse, al cual, ineludiblemente, todos llegaremos, como ella lo hizo.
Apenas empecé a tomar conciencia del suceso, hice tres llamadas telefónicas importantes: la primera a mi papá, la segunda a mi hermana Rocío, y la tercera a mi prima Margarita, hija de una de las dos hermanas de mi madre.
El propósito fue participarles el fallecimiento de mi mamá, así como pedirle a mi prima nos acompañara durante la celebración del funeral. Recuerdo bien haberle mencionado nuestro interés en contar con ella porque se trataba de una de las sobrinas más queridas de mi madre, quien por ella se sentía correspondida, como pude constatarlo por muchos motivos y hechos atestiguados desde la niñez, incluyendo algunos momentos importantes en la vida de mi prima, desde la celebración de sus 15 años, en el Club France, -en la que se involucró buena parte de la familia y mi mamá- hasta su feliz aniversario de bodas, festejado tan emotivamente con aquella inolvidable fiesta, allá en Xochimilco. ¡Y cómo no participar alegremente con mi mamá en ese acontecimiento, si siempre nos sentimos fraternamente cercanos a la más feliz pareja de toda la familia como no ha habido otra!
Le comenté a Margarita nuestro interés, si le fuera posible, de comunicar la noticia a los miembros de la familia quienes, al igual que ella, bien quisieron a mi mamá, y en efecto, la encomienda fue cumplida con creces, pues gracias a ella, nos acompañaron las primas Bertha y Bola, tan apreciadas por mi madre debido –entre otras razones-  a su fidelidad a mi tía Aurora –anfitriona de tantas y deliciosas pozoladas-, a quienes hacía poco tiempo les había enseñado a hacer el sabroso pan de muerto; igualmente acudieron muchos otros familiares entrañables para mí y para mi mamá, como la prima Martha, la hija más bonita de mi tía Lola, tan apreciada y estimada como a nadie por toda la familia Galván. A ellas las conocí inicialmente a través de las inagotables e interesantes pláticas de mi mamá, de las cuales eran frecuentes protagonistas, generándome una simpatía confirmada luego por la realidad.
No recuerdo haberle expresado a Mago -como la llamaba mi mamá- el enorme agradecimiento por esa tarea tan eficazmente cumplida, pues el aturdimiento que provoca una experiencia de esa magnitud -la primera- nos sume en un estado mental alejado de la realidad cotidiana para transitar a otra dominada por la muerte, antes tan fuera de nuestras vidas, provocando interiormente una suerte de reacción tan defensiva como inútil por su abrumador peso, debido a la falibilidad de nuestra pequeñez para enfrentarla, sin saber cómo hacerlo y menos aún estar preparados para ello.
Fue entonces cuando la percibí nítidamente y me di cuenta de su proximidad, asomándose por vez primera en el horizonte de mi existencia.
Mas desde ese momento, la tarea permanente ha sido intentar acostumbrarnos a la ausencia definitiva, hasta donde es posible, echando mano del recuerdo que, afortunadamente, no nos abandonará jamás, porque el recuerdo de mi mamá es también el bálsamo para la dolorosa pérdida, que a su vez ratifica la fragilidad de nuestra humana condición. En tanto así sea, bien sabemos que muerte y vida, alegría y tristeza, paraíso e infierno son –entre muchos otros- los elementos dialécticos de la vida, como el amor y el odio o el día y la noche. Por eso, el recuerdo constituye uno de los asideros fundamentales en los que podemos apoyarnos, junto a quienes queremos y tenemos cerca y con quienes contamos –espero siempre sea así- para facilitarnos el tránsito por esa fase trágica y fatal de la vida para procurar sortearla, mas sin poder evadirla.
Recordar a quienes se han ido, no sólo es tristeza, también es alegría, especialmente cuando los invocamos junto a nuestros queridos familiares hoy presentes, para conmemorar a nuestras Madres: a mi tía Aurora, que no quiso celebrar su último cumpleaños por el luto guardado a mi mamá; a mi tía Lola, prototipo de la bondad solidaria para todos; y, desde luego, a mi mamá, a quien todo le debemos. Y qué mejor que hacerlo aquí, albergados de nueva cuenta en su casa, en la cual  gustosa recibía a quienes la visitaban.
Es su casa porque lo fue entonces, lo es hoy y seguirá siéndolo mañana. Así es y no dejará de serlo, pues no pertenece a nadie en particular, porque primero le pertenece a ella y por esa razón es la herencia de todos; porque aquí mora su espíritu, el que hoy nos congrega para acompañarla en este su espacio, el cual debemos preservar a fin de que, si fuera el caso, también sea el refugio del hijo, la hija o el nieto, si por los avatares de la vida requirieran de un hogar y de un lugar para vivir, pues nada está escrito y la suerte de hoy podría tornarse en la adversidad de mañana. Ha sucedido y puede volver a suceder. No lo olvidemos.
En ese sentido, la casa de mi mamá representa la unidad por la cual con razón porfió, y en aras de esa aspiración debemos preservarla, íntegra e indivisible, como cuando en un momento dado se evitó la pérdida de la mitad del espacio al que se había acostumbrado. Para ese propósito se adquirió oportunamente.
No hacerlo hubiera significado fragmentar su casa y reducir su espacio, lo cual bajo ninguna circunstancia debía permitirse y no lo permití, porque esa totalidad así la concibió desde el principio y no debía dejar de serlo. Por ello seguirá compartiéndose con todos Ustedes como hasta ahora, esperando seamos capaces de preservar, mediante la unidad material, lo más importante: la unidad familiar, acatando el deseo de mi mamá y hacerlo nuestro, particularmente hoy, cuando junto a mis hermanos, hemos arribado al umbral de la vejez y por lo mismo requerimos de la unión solidaria de unos con otros. Ojalá así sea.
Y porque somos sus invitados, somos bienvenidos a su casa, porque es el espíritu de mi mamá el que nos acoge, como lo hacía gustosa cuando veníamos a verla y con ella nos quedábamos algunos días y como tantas veces hicieron los sobrinos, los ausentes y los presentes, unos más que otros, pero todos con gusto y felices de estar a su lado, protegidos por ella sin renunciar a ese papel, pese a la edad, como me lo dijo alguna vez, cuando su respuesta me sorprendió luego de preguntarle por qué se había levantado tan temprano a preparar el desayuno. Resuelta me contestó: “¡Porque soy la mamá!”. Tenía razón. Quedé callado pero contento, pues me recordó y refrendó la seguridad y protección que me brindaba cuando era niño, ajeno a las dudas y preocupaciones del adulto, durante aquellos lejanos y felices días de la infancia.
Si aceptamos que la felicidad no es un estado permanente, momentos como ése la hacen posible por breves que sean, debido a su significación. No los olvidamos y quedan fijados en nuestra memoria, engrosando nuestra verdadera y única fortuna: nuestro acervo sentimental, en el que la persona de mi mamá es figura central.
Por lo mismo, no olvido su firme y nostálgica afirmación al contrastar su recuerdo con el mío sobre su vida en la vecindad cuando me dijo segura: “Pues yo allí fui muy feliz”. Hoy me alegro de esa verdad y la entiendo, porque comprendo la razón que le asistía. Tenía bien ganado ese derecho y estoy cierto de que lo disfrutó y merecía, pues ya bastantes eran entonces sus tribulaciones económicas y sus carencias afectivas. Nada tengo que reprocharle por ello sino al contrario. ¡Qué bueno que allí fue feliz!
¿Y cómo no? Porque en espacios como aquél, los valores solidarios brotan con prontitud y fuerza, alentados sobre todo por lo único que podía compartirse con los vecinos: la pobreza, convertida en la riqueza de quien cuenta con la fraternidad de quienes nos rodeaban, como pude constatarlo en tantas ocasiones.
Así sucedió con la entrañable Trini; o con la Vecina; con Angelita, Herme y Ernestina; al igual que con Doña Cuca y su pariente Hermila; con Don Pedro; Angelina y Marce; también con Malena, don Noé y todos sus hijos, nuestros amigos infantiles, especialmente cuando la alegría abonaba ese propósito, como sucedía en la época navideña, durante la cual la vecindad se adornaba con heno en el enorme patio de la niñez, y nuestra casa era iluminada con el árbol y el nacimiento, invadida por los olores de la temporada, con las vacaciones escolares que propiciaban la feliz convivencia con mi mamá y mis hermanos, “haciendo las piñatas” dirigidos por ella, preparando el engrudo y vistiendo las ollas de barro con el colorido papel de china, convirtiéndolas en estrellas, zanahorias y hasta negritas cucurumbé, tres piñatas siempre presentes e indispensables en nuestra posada del día 24, única celebración que permitía la escasez, pero feliz como ninguna sin faltar nada, con los deliciosos sándwiches que constituían la cena navideña, acompañada del ponche y las colaciones, que por una vez al año sustituían el cotidiano café negro con algo de leche, por aquello de darle color, acompañado de un bolillo y, a manera de postre, de una concha o una chilindrina, una para cada uno porque no había para más. ¡Cómo no iba a ser un festín saborear esas viandas de pan Bimbo con jamón, untadas con deliciosa mayonesa y mostaza! ¡Vaya maravilla!
Mas la fecha esperada con mayor impaciencia era la del día 5 de enero, en interminable ansiedad sólo mitigada durante la elaboración, una y otra vez, de la “carta”, siempre comenzada con la frase: “Queridos Santos Reyes”, colmada de deseos por los juguetes más fantásticos, esperando ilusionados recibirlos todos.
Era una noche mágica y fascinante, porque durante la misma bajarían del Cielo los tres magos cargados con nuestros juguetes, provenientes de sendas estrellas -como nos decía mi mamá- quien nos imponía su infranqueable condición de dormirnos, pues todo intento de permanecer despiertos esperándolos para verlos haría imposible su llegada. Finalmente, vencido el deseo por el sueño, el día siguiente era un acontecimiento desde antes del amanecer, cuando la emoción nos despertaba y comenzaba el día más feliz, sin ir a la escuela, arrobados por el espectáculo del vistoso colorido de cajas y paquetes conteniendo los juguetes: Entre más grandes y relucientes, mayor la fascinación sentida, como aquella fuerte, feliz e inolvidable impresión al ver aquel par de enormes bicicletas nuevas para mis hermanos, brillantes e impecables, que llenaban por completo la cocina del 11, nuestra casa.
¡Era la dicha y sólo la dicha en los tiempos de la felicidad!
¡Qué otra cosa necesitábamos si no éso, la felicidad proporcionada por mi mamá y mi papá! No lo olvidemos y gracias mamá y papá por ello.
En Tepeji del Río, en la casa de mi Mamá conmemorando su recuerdo, el 16 de mayo de 2010.
Del hijo que nunca la olvidará, porque siempre la recuerda con amor.

2016-11-05

Fantasía no tiene límite

Bernardo Monroy


En cuanto abres los ojos, descubres que tienes ante ti a un dragón de veinte metros y a un ejército de orcos. Todos ellos de piel verdosa, ojos rojos, colmillos más afilados que cuchillos de tienda departamental de lujo y ataviados con armaduras tan resistentes que soportarían el paso de una aplanadora.
Hace apenas unos minutos estabas en tu casa, viendo una película, o leyendo un libro, o mirando un poster… no lo recuerdas bien, pues de súbito te rodeó una luz verde neón y apareciste en un campo de batalla. A lo lejos contemplas un castillo, una villa y un bosque que llama mucho tu atención, pues las hojas de los árboles son negras como la obsidiana. 
Poco a poco cobras la conciencia y tienes una ligera certeza de lo que sucede: eres un exiliado de tu mundo de tecnología, pantalones de mezclilla, tenis y coches. Te has convertido en un exiliado del mundo real, y estás en un reino donde los dragones, hechiceros, unicornios y magia son cosa de todos los días.
-Carajo –mascullas, al momento que levantas tu espada y aplicas la máxima que afirma “a la tierra que fueres haz lo que vieres”.
Es decir, comienzas a matar orcos. 
Si algo sabes gracias a todas las películas, novelas, series televisivas y videojuegos, es que los orcos son monstruos muy estúpidos, de modo que no te cuesta trabajo matarlos. De hecho no solo es fácil sino bastante relajante. Enterrar tu espada en sus pechos (descubres que las armaduras no son tan resistentes como parecen), extraerla y mirar su sangre gris. Caramba, es agradable. No paras de matar mientras cantas “I wanna rock and roll all night” de Kiss. 
Tu ejército va avanzando. Puedes ver al dragón, a quien están protegiendo. El monstruo se ríe y con cada carcajada escupe fuego. Extiende un par de alas que ensombrecen el campo de batalla. 
De pronto, distingues a un tipo vestido con una túnica roja, similar a las togas de los estudiantes en su día de graduación, salvo porque usa una capucha púrpura. Extiende las manos y realiza una serie de movimientos con sus dedos. De estos emergen rayos verdes, del mismo tono e intensidad de la luz que viste cuando llegaste aquí. Las ráfagas matan en cuestión de segundos a diez soldados orcos, convirtiéndolos en cenizas. 
-Él es Adorjan –te dice un soldado de tu ejército. Lo miras: es un muchacho un tanto obeso, de cabello negro y con acné adornando su rostro. Tiene toda la pinta del holgazán que se la pasa jugando videojuegos y considera cualquier actividad deportiva como una enfermedad de transmisión sexual-. El Hechicero Supremo. Él nos trajo aquí para luchar contra Padraig, el dragón ese que está al fondo. 
El muchacho dice llamarse Baltazar, como el personaje de ficción. ¿El Rey Mago? Preguntas. No, te responde: Bastian Baltazar Bux, el de la Historia Interminable. ¿La conoces? No, replicas. Yo nomás conozco la Historia Sin Fin. Haciendo caso omiso a tu sarcasmo, te informa respecto a los orcos: dice que son los típicos villanos de las novelas de fantasía. Aunque son bestias de la mitología celta, su nombre viene del romano “orcus” que significa “inframundo”. Okay, amigo, le dices. Cállate y sigue luchando. Mata a esos que tanto mencionas.
Miras al suelo y descubres que hay un pequeño monstruito con una espada. No medirá más de cincuenta centímetros. Te saluda desde abajo y te das cuenta que es un gnomo. Parece marioneta de esas que hace Jim Henson, el creador de los muppets, solo que aquí no hay quien la mueva… a menos, claro, que sea con magia. A final de cuentas la idea no parece tan descabellada, pues te encuentras en un lugar salido de películas como “Laberinto”, “La historia sin fin” o “Drak Crystal”.
Se te ocurre preguntarle al sabihondo nerd que te explicó sobre los orcos si sabe cómo llegaron allí, mientras decapitas a uno en cuestión.
-¿Viste a Adorjan? El nos trajo a todos aquí. Somos su ejército formado por más de un millón de hombres y mujeres. Nos teletransporta cuando estamos viendo, leyendo o jugando alguna obra de fantasía épica o de “sword and sorcery”. Puede ser “Calabozos y Dragones”, “Conan el Bárbaro”, “El último unicornio” o las novelas de Michael Ende. Adorjan necesita conocedores del campo de batalla. Los estrategas del mundo real y los intelectuales que eyaculan leyendo a Cioran le valen madres. El quiere nerds y mataditos que sepan sobre monstruos, dragones y conjuros.
-Qué interesante –dices-. Al menos tendré que contarle a mis hijos.
-Ese es el problema –responde-. Cuando regresas te borran la memoria. Hay millones de miles de tipos que han viajado a este mundo, pero lo olvidan. Es parte del proceso del conjuro de Adorjan. ¿Qué chistoso, no? Millones de taraditos que nos encantan este cine y estos juegos hemos participado en batallas impresionantes y ni nos acordamos.
Asientes. Mientras tanto, el goblin le pica los pies a un orco cantando “Dance magic dance, dance magic dance. What kind of magic spell to use?”
-No sabía que aquí conocieran a David Bowie.
-Viene a dar conciertos seguido.
No paramos de matar orcos. Miras a tu ejército. Sabes que todos ellos estaban en una sala de cine, mirando películas frente a su televisión o viendo un dibujo animado. Quizá leyendo, cómodamente, en su sillón. Todos, en su vida diaria, son unos idiotas si habilidades sociales, pero aquí son soldados, luchadores, campeones. A lo lejos ves a Adorjan, quien mientras flota lanza rayos a los orcos mientras el dragón no para de reírse y vomitar fuego. El Hechicero Supremo ni siquiera se detiene a saludar. Piensas que así deben sentirse todos los soldados de la historia ante un Hitler, un Churchill, un Villa o un Alejandro Magno. No saben ni por qué luchan, solo que fueron reclutados. 
Poco a poco el paisaje se va despejando, pues los orcos se vuelven cadáveres en el campo de batalla. El escenario parece de un poster de película de los ochenta, la década en la que vives. Le comentas al matadito, tu compañero de batalla, que luce como ilustración afuera del cine. Hazte de cuenta que es como de Renato Casaro, el que hizo la ilustración de “Conan el Bárbaro” y “La Historia sin Fin” o Richard Amsel, que dibujó “El cristal encantado”, dices, y él te responde que ellos han viajado seguido a este mundo a luchar, de allí la inspiración.
Al atardecer tu ejército y tú han matado a todos los orcos. Padraig extiende las alas y se inclina, abriendo sus fauces, en una clara posición de ataque. El matadito te pregunta si has leído los libros de “Elige tu propia aventura”, le dices que no. 
-Son novelas de participación, por lo general se trata de historias de fantasía o aventura en las que tú, el lector, eres el protagonista. Las narran en segunda persona en tiempo presente…
-Narrar en segunda persona en tiempo presente –comentas-. Qué mamada y qué recurso más barato para ganarte la atención del lector.
-…y tú tomas decisiones para modificar el curso de la historia pasando a determinada página. Por ejemplo, si vas a matar a una bestia debes pasar a tal página o si no debes seguir leyendo. No puedo creer que no los conozcas, esos libros son la moda ahorita en los años ochenta. Todos empiezan así: “Las posibilidades son múltiples; algunas elecciones son sencillas, otras sensatas, unas temerarias... y algunas peligrosas. Eres tú quien debe tomar las decisiones. Puedes leer este libro muchas veces y obtener resultados diferentes. Recuerda que tú decides la aventura, que tú eres la aventura”.
-No. No me suenan –dices, cortante. 
Quieres que tu compañero de batalla se calle la boca. ¡Están demasiado ocupados!
Al menos esperas que haya una Reina Malvada, como la que sale en las novelas de Narnia de C.S. Lewis. También esperas que esté buena. Todas las Reinas Malvadas siempre están buenas. 
Por el momento –piensas- lo importante es matar a un dragón, aunque nunca recordarás el glorioso momento en que te bañes en su sangre.

2016-11-03

Invitación al regreso a casa de nuestros antepasados

Nóctifer


Se aclaran los cielos de obstáculos, se enciende la mirada del tecolote...
Se magnifica el aroma de la flor de sol, se lava la mesa y el alma de empañamientos, se torna oscuro el chocolate...
Canta el lucero desde las alturas azules, San Pedro hace sonar las llaves con pereza...
Hoy esperamos a los Hijos de Hombre, cuyo paso dejó huella profunda en nuestros corazones de barro moldeados...
Lo aprueba el gran señor Mictlantecuhtli, y manda xoloscuintles a guiar y cuidar los suspiros espirituales de nuestras flores más amadas...
Lo permiten el Santo Señor San Miguel Arcángel y el Santo Señor Lucifer, quienes se dan la mano para guardar las guerras benditas, en honor de los latidos por los Hijos de Eva...
Se ha olvidado la lágrima y se han limpiado los ojos de los deudos.
Se ha quedado atrás el motivo de un fin, y se recapitula el amor y la palabra que se creyó perdida entre magueyales...
Vuelvan a la casa que los cobijó, regresen al lado de los braceros, donde hierven las comidas que tanto disfrutaron...
Apaguen el purgatorio ardiente de sus gargantas, que el agua cristalina y el mezcal bendito les aguardan en copas servidas...
Que el fruto de la tierra ya fue cosechado, que el azúcar de la guayaba huele a cascada de risas...
Platiquen con nosotros en nuestros sueños, cuéntennos qué tanto tiempo se hace hasta el poblado de la siguiente vida...
Contemplen los colores de la añoranza en los papeles picados, en la lana y el algodón de la mesa, a ustedes dedicada...
Acaricien nuevamente nuestras mejillas en la forma del viento de la noche, y floten cual luciérnagas sobre sus fotos añejas...
Reconózcanse una vez más y acomoden sus hilos de plata y sus mostachos viriles. La cena los espera.

Que el árbol de la vida se alimente de sus hojas una vez más...
¡Bienvenidos a casa, ríos de mi propia sangre!

Fausto Leyva

FUMO CON PACIENCIA 

enciendo el último cigarro
el de cada noche
el de humo espeso
cruje la hierba al fuego
como un arrullo de cosas que duelen
de cosas que se queman en la memoria

a la primera calada tuerzo los labios
paso una bocanada de penas
un aire de ausencia
ahí se queda
detrás de la lengua
y ya no sale

fumo con paciencia
no tengo prisa
ya he librado bastantes batallas
y ninguna he ganado
tampoco perdido

vuelvo a llenarme el hocico
con su cuerpo de niebla
dejo que se consuma
que llague hondo en los labios
arde
arde endemoniadamente
arde desde tan lejos

inflamo el pecho
con todo lo que se llevó
aguanto el aire
no tengo prisa
voy a atascarme de bruma
de su silueta
y voy a dejarla ahí
dónde ya no hace falta



QUE ESTO TERMINE

Pero ya: que esto termine;
este irse apenumbrando entre el olvido,
este yacer entre herrumbrados fierros,
esta batalla atroz por hallarme en tu cuerpo,
que terminen.
Max Rojas. Búsqueda de un cuerpo.

No revienta el latido cansado
de tanto que no llego a tu grieta
de tanto que gruño voy crujiendo
de cráneo partido la voz es ceniza

voy pisando rotos tus muslos
el chasquido de sangre muerde
encaja las uñas en los nervios
los hace nudo y mastica
arrojan trozos muertos
pero ya: que esto termine

a puro querer me estoy moliendo
no logro de una vez me parta
escarbo con los dientes
lo astillado y harto del pellejo
las ansias de tronarte el aire
de con tu hueco hincharme el hocico
de tallarme los descarnados párpados

no puedo truncar este caerme de golpe
este despedazarme en hambre de ti
este irse apenumbrando entre el olvido

el eco de tu regreso no resuena
es un silencio que llaga hondo
que ulcera la palabra ya podrida

me rajo el pecho por la mitad
lamo la infección de palpitarte
hasta dejar acalambrada la lengua
atascado de crujirme el costillar
de mascarme la tristeza
no hay qué remate
este yacer entre herrumbrados fierros,

 ya no hay hueso quebrado en mí
que aguante este hierro en la garganta
este desplomarse no sé a dónde
este chocar sin despedazarse

de tanto que no llegas no me encuentro
¡basta ya!
de esta forma fracturarse
de esta sacudida de cuerpo trozado
de esta soledad como de plomo en bruto

no más
de esta batalla atroz por hallarme en tu cuerpo,
que terminen.

ESTA COBARDÍA
(Cadosbra)
un hombre puede permitirse perderlo todo 
menos el corazón 
R. Israel Miranda 

tengo la suerte 
de siempre estar extraviando algo
momentos
personas
cosas
y poco a poco
la vida

no puedo evitarlo
nada cabe en mis manos
ni en la sombra

tengo una extraña preferencia
por los casos perdidos
disfruto del silencio que cruje
de saberme en un eterno fracaso
quizá por eso
no soy alguien en quien se pueda confiar

me gusta apostar por mi derrota
por eso deseo a la mujer
del amigo
miento para librar el pellejo
para escupirle al mundo
tomo lo que se me ofrece
y salgo corriendo a la menor provocación
nunca doy las gracias

jamás entienden
que es un acto de bondad
salvarlos de mí
de esta cobardía
de esta infamia que confieso
las consecuencias no son algo que me importen

tengo un corazón
que va y viene a voluntad
de un latir disonante
que conserva en pie mis escombros
una acalambrada sombra
que se entrega sin recato
después de todo
siempre escucho
resoplar en la nuca
el vacío que dejan
las piernas
de otra mujer
que se va

porque después del amor
el palpitar termina acurrucado
en el hueco de la tristeza

el corazón
es lo único
que cabe en mis manos
aún así
no puedo evitar que caiga
y termine por levantarlo
hecho pedazos
casi inerte
sin motivos
pero rabioso
con ganas de volver a caer
pero eso
como siempre
tampoco importa

Fausto Leyva / Cadosbra.
México, exDF. Seudoestudiante de la licenciatura de creación literaria en la UACM y seudoescritor de medio tiempo. Sobreviviente a algunas mujeres y gobiernos tiranos. Cuenta con algunas desconocidas publicaciones en revistas y antologías igual desconocidas. Se hace acompañar de Cadosbra (heterónimo) un seudoesqueleto anacrónico que todo lo jode, un cuentachistes: malos y pésimos. Éste par de sujetos tienen en común una publicación independiente “El silencio de la noche” poemario desconocido y ahora “Recuerdos de rabioso licor”. No se sabe más de ellos, aseguran ser de un corazón resignado a despedirse con frecuencia, amantes de la cerveza y la música. Un par de fracasados.
Recuerdos de rabioso licor: Poemario editado por Editorial Taller de Creación Literaria (Líneas y versos para incitar al vuelo) en octubre de 2016.
Se encuentra a la venta directamente con el autor y en librerías Olaf.
Foto: Claudia Marroquín

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