2020-10-19

Queen en México, octubre 17 de  1981

Sergio Luna Pérez

Freddie Mercury, Leib Chigrin, tinta, 2020

Un sueño imposible de creer, así nos parecía la confirmación de los conciertos de Queen en México en 1981. En el México de inicio de los ochentas estaban prohibidos los conciertos o cualquier evento de rock masivo, había una escena importante de rock nacional pero muy pocos y pequeños lugares para asistir, la radio y la televisión de esos días se encargaban de programar en su mayoría música pop, por lo que a quienes nos gustaba el rock era como estar sedientos y vivir en el desierto. Por eso la noticia de los conciertos de Queen, que además vendría con su escenario de iluminación y audio, que era de los mejores del mundo en esos años pues eso hizo esperar las fechas con más ansias. A inicios de ese 1981 Queen ya había ofrecido conciertos en Argentina y Brasil y les fue bastante bien, por lo que planearon regresar y tocar nuevamente ahí e incluyeron a Venezuela y México en lo que llamaron Gluttons for Punishment Tour algo así como La Gira del Masoquismo, un libro de fotografías de la gira tiene este texto en su contraportada:

¿Cómo es que la banda de rock más grande del mundo intenta conquistar el más inconquistable de los continentes? ¿Cómo es que cuatro muchachos y su rudo equipo enfrentan peligros tropicales y el miedo a lo desconocido para presentar el Primer Tour de Rock n roll en Sudamérica?  ¡Y no sólo eso… sino que tengan el valor para regresar!

Inicialmente se consideraba a la Cd. De México para los conciertos, pero las fechas quedaron así: Monterrey el 9 de octubre y Puebla el 17 y 18 de octubre, los boletos de Puebla costaron 300 pesos de aquellos días y se vendieron rapidísimo.

Para ese 1981 Queen eran ya más exitosos, el disco The Game les dio primeros lugares en todo el mundo, por lo que era más increíble los conciertos en México.

Y llegó el día… muy temprano Rosendo Orozco, Salvador Pérez, Carlos Hernández, Alfredo Alcántara, y yo Sergio Luna. Salimos para Puebla, logramos juntar lo suficiente para que Pedro, un amigo nos llevara en su auto. Emocionados, pero también preocupados porque ya sabíamos cómo se las gastaban los policías con los jóvenes en los conciertos, pero valía la pena. Llegamos antes de las cuatro de la tarde, pero nos costó mucho porque ya había un caos de autos, autobuses y personas a pie en las cercanías del recinto. Después de un rato ya estábamos a las puertas del estadio, y la suerte nos ayudó porque entramos sin problemas y sin revisión. Yo llevaba una grabadora portátil y varias pilas, supe después que los de seguridad te quitaban las pilas, grabadoras o cámaras y te las revendían.  Adentro ya había mucho público, y rápido nos brincamos las tribunas para llegar a la cancha donde quedamos a 50 metros del escenario, nos sentamos como todos y mirábamos asombrados el enorme foro de más de 150 toneladas de equipo y equipo de audio que se encargó de tenernos contentos con música de Pink Floyd, The Police, etc, mientras llegaba el momento esperado.

A las ocho de la noche, la música se apagó y un sonido parecido a una nave despegando empezó a sonar muy fuerte, de repente del escenario lleno de humo, un estallido de música y luces iluminó todo el estadio, no supimos cómo, pero en un momento ya estábamos ahí, a metros del grupo, el audio era nítido y los paneles de luces se movían en una danza coordinada.  Fue espectacular, gritamos, cantamos y quedamos hechizados durante las casi dos horas que duró el concierto. Una a una, las canciones, que conocíamos de memoria nos llevaron a esas más de 40 mil personas en un carrusel de emociones. Sólo queríamos divertirnos, ver a nuestros ídolos musicales, corear las canciones  y estribillos  que un increíble Freddie Mercury nos hizo cantar, pero hubo algo vergonzoso que algunos idiotas hicieron para que se manchara el recuerdo de esa noche: lanzaron zapatos y medias llenas de tierra al escenario, los integrantes del grupo esquivaban como podían los proyectiles y alguno hizo impacto en la mano de Brian May y su guitarra, ahí cambió todo, como profesionales, el grupo continuó y  cumplió con su show pero era evidente el enojo y la molestia de ellos. Al término, Mercury se retiró con esta frase:

¡Muchas gracias, Puebla!, ¡México thank you for the shoes, adiós amigos, mother fuckers, good bye, you bunch of tacos!.

Nunca más regresaron a México. Salimos del estadio sin problemas. Al otro día supimos que Puebla se llenó de personas que buscaban comida, hospedaje y muchos se emborracharon para esperar el día y poder egresar. Los periódicos hablaban de “ola de vandalismo y pillería” que miles de jóvenes “drogadictos” hicieron en las calles. Habría que esperar nueve años para que los conciertos fueran algo normal en México y aprendiéramos a comportarnos. Sin embargo, a 39 años, todavía se nos pone la piel “chinita” de recordar la mágica noche que Queen nos regaló. Yo estuve ahí.



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