Con Jardín de Piedras, el proyecto guatemalteco Guerra Fría se atreve a explorar nuevos horizontes sonoros, rompiendo con la melancolía clásica del coldwave y mezclando su esencia oscura con elementos de dance-pop. Este álbum, lanzado en mayo, marca un cambio en la dirección estilística de su discografía, ofreciendo un conjunto de experimentos que oscilan entre lo introspectivo y lo rítmico.
El tema de apertura, que da título al álbum, sorprende con un flujo bailable único dentro del repertorio de Guerra Fría. Piezas como "Flores, Perfume" regresan al sonido característico del artista pero añaden matices que enriquecen la atmósfera, aunque no llegan a evolucionar completamente. "Cuando El Silencio Llegó" brilla como un homenaje al coldwave más puro, evocando inevitablemente a nombres como Molchat Doma.
El segundo tramo del álbum introduce una interlude, "Soy Un Monstruo", que se siente más como una pausa meditativa que como una simple transición. Destacan también colaboraciones como "La Nuit" con Sad Madona, donde se fusionan los nuevos ritmos de dance-pop con la base gélida de siempre. La balada "Arrancaré Mi Piel" es un experimento exitoso que añade piano a la fórmula, mostrando la capacidad de Guerra Fría para expandir su paleta sonora sin perder su esencia.
A pesar de que algunos experimentos en Jardín de Piedras no logran consolidarse, otros ofrecen destellos prometedores de lo que podría ser un nuevo camino para el artista. Es un álbum audaz que desafía las expectativas y plantea preguntas sobre el futuro de Guerra Fría en el universo del coldwave.