Conocidos por su estilo “electro live organic” —una fusión enérgica de electrónica, rock y techno interpretada con el ímpetu de una banda en directo—, Katcross lleva aquí su propuesta a su punto más alto. FROM AFAR no se limita a mezclar sintetizadores con guitarras: los funde hasta volverlos indistinguibles, logrando una textura sonora en la que lo digital y lo físico se entrelazan como dos cuerpos bailando en la penumbra.
Desde el primer track, el álbum irradia una vitalidad casi peligrosa. Los beats golpean con la ferocidad del techno, pero el alma del proyecto se mantiene cálida, orgánica, casi táctil. Hay un pulso humano que atraviesa cada compás, una electricidad viva que hace que cada canción suene como si estuviera sucediendo frente a ti, en tiempo real.
En los momentos más bailables, el dúo alcanza una intensidad que roza lo catártico. Los bajos rugen, los sintetizadores chispean y las voces, profundamente soulful, actúan como el ancla emocional que mantiene el caos en equilibrio. Pero también hay lirismo: detrás de los beats y los riffs hay una poética de la conexión, del deseo de sentir —de verdad— en un mundo saturado de pantallas y espejos.
Lo que distingue a FROM AFAR es esa capacidad de combinar crudeza y elegancia, euforia y vulnerabilidad. Es un disco que transpira movimiento y humanidad. Escucharlo es como asistir a un concierto sin fronteras entre escenario y público, una comunión donde la música no se transmite “desde lejos”, sino desde adentro.
Katcross demuestra que la energía electrónica no tiene por qué ser fría. FROM AFAR es un manifiesto de carne y circuito, de ritmo y emoción, una declaración brillante de que la distancia se puede derrotar bailando.