Eingel
Es bonito pensar que entre la multitud hay alguien esperando, los nervios se disparan, se enchina la piel, llega un abrazo duradero, un cosquilleo, esa sensación que viaja por el viento y se transmite de un corazón a otro corazón.
A veces no nos vemos, a veces, casi diario, ¿y qué pasa cuando si y cuando no? Cuando no nos vemos, es como andar entre las sombras a las doce de la noche, y cuando si, no hay poder sobrenatural que se manifieste y logre dañar tan hermoso momento; esa sensación, ese algo que habita en dos corazones, ese algo que habita en dos almas.
El color de cada abrazo, el susurro al oído de un “Te quiero mucho”, el compartir aquellos dolores que solos no podemos cargar y tener la compañía de una persona especial, una persona dispuesta a darlo todo por nosotros, así como nosotros por ella.
La amistad, nuestra amistad, nos lleva cada día que pasa a nuevas aventuras, nos llena de nuevos pensamientos, traza cual gis en pizarrón una sonrisa en nuestros rostros, maneja un barco donde nos lleva a recorrer los mares y las maravillas del mundo, a un paraíso, un viaje duradero sin pausa, viaje que si un día se detiene, haremos lo posible por sacarlo a flote para salir juntos de la oscuridad.
Y cuando llegue la vejez, juntos otra vez.
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| Friends with a dog, Leonid Afremov, óleo, 2014 |
