La narrativa de Made to Burn convierte al álbum en un espacio sonoro donde se expresa la resistencia contra SIREN, una red de monitoreo y entretenimiento que vigila cada movimiento de la ciudadanía a través de implantes neuronales. Sin embargo, algunos congregantes logran burlar la vigilancia y se reúnen en sótanos y corredores ocultos, donde las canciones del Circuit Preacher se convierten en himnos de resistencia y espiritualidad para el final de los tiempos.
Con letras llenas de sarcasmo y crudeza, el álbum revela verdades sobre el control y la manipulación de masas en un contexto de desesperanza, en el que "las palabras pueden mantenernos de rodillas". Made to Burn no es solo un disco; es un mensaje oscuro, evocador y potente. Con sus fuertes influencias de música electrónica industrial y una atmósfera que anticipa un colapso, Circuit Preacher desafía a sus oyentes a preguntarse si están dispuestos a unirse a esta última rebelión espiritual.