Octavio Jiménez va más allá del conjunto de usos habituales en este tipo de ceremonias, no sólo documenta sobre los inicios del rito en México y el origen de la sección Tepeji del Río. Denuncia la persecución política que tuvieron los creyentes tepejanos desde la revolución hasta las guerras cristeras enterando a los lectores que ha corrido sangre de gente de fe.
El capítulo más emotivo es el de Noventa años de una devoción piadosa, retrata a los seres de carne y hueso que reconozco a simple vista por mi paso en las calles como J. Inés Molina Moctezuma, desafió al Padre Moisés quien no quería que se fundara la sección de adoración en San Buenaventura, argumentando que tenía mucho trabajo, pero el señor Molina resolvió el problema de la siguiente manera:
Vamos hacer una cosa, yo no conozco muy bien México, pero mi hermano Pascual sí, díganme que día tienen tiempo de ir al Consejo Nacional. […] Ellos son quienes les dan su consentimiento, se enojará el Sr. Cura pero tendrá que hacerlo. […] el padre ya tenía el oficio del Sr. Obispo para hacer la sección de Buenaventura aunque no quisiera… un día domingo me llamó después de la misa y me dijo “Oye tú te fuiste a México al Consejo” y le dije “claro que no Sr., no sé nada” […] “Cómo no, si ya mandaron un oficio del Sr. Obispo y tengo que hacer forzosamente la sección allá”.
Si deseas saber como concluye la historia te recomiendo la lectura de este libro, cuya lectura fluye de forma rápida.
Ficha:
Artículo correspondiente al Nº 000
de la revista Propuesta Nº 171, julio 2011.
Por Bersaín Lejarza Abelleyra.
