Luisa Albarrán
Mantengo los oídos abiertos.
Estoy ciega.
Vengo a la ciudad a tropezones.
El corazón se acomoda
en el ruido de los autobuses.
Una ambulancia
ensordece, truena.
La tiniebla arrastra. Aúllo.
Mis vasos sanguíneos
colapsan.
Perdí el latido.