Bersaín Lejarza
Bersaín Lejarza
Muchas veces la función que tienen los mitos es explicarnos a nosotros, el mito de Pigmalión y Galatea no podría estar más vigente sino en estos tiempos de redes sociales donde interactuamos con personas a quienes les brindamos atributos que posiblemente no tienen. Idealizamos a la pareja perfecta fundamentado únicamente con nuestra esperanza e imaginación y en el peor de los casos terminamos interactuando más con una idea que con una persona real.
El efecto Pigmalión no pocas veces me pasa cuando me obsesiono ante mis ganas de saber, se disparan sin control y más cuando de música se trata. La primera vez que escuché a Galateé atraparon mi atención por la forma en que el multinstrumenstalista Dmitry Gruber y las cautivadoras voces de sus vocalistas de sesión hacían de Galatée ese ideal a amar, en este caso no a una estatua, sino a su música.
Gruber se define a sí mismos como:
Uno de los proyectos más valiosos y notables en la escena underground moderna de synth-pop / new wave. Sonidos de viejos sintetizadores, letras inusuales y la encantadora voz francesa femenina llevan al oyente a una era vintage dorada.
Desde que fue formado en 2015, este dueto supo cómo ponerle sonido a cualquier vacío emocional, ya que sus canciones son suficiente medicina para que sientas cómo su música lo cura todo.
Galatée se ha convertido en sinónimo de misterio, sensualidad y sobre todo, calidad desbordante que expresa en profundidad lo que D.Gruber tiene en su alma: una alegría que te entristece gradualmente.
Así que cuando descubras a Galatée, date la idea de que desciendes a un abismo musical que no quieres dejar una vez que lo escuchas quizá porque está hecho para transportarte a placeres absolutos o también porque es música indicada para decir adiós.
A continuación dejo una lista de reproducción con una selección que iré modificando con el tiempo:
