2016-12-07

Llueven esqueletos

Manuel Díaz García


En esta lasitud que me consume
que vino precedida por una tormentosa lluvia
de esqueletos mal paridos y desvencijados
que, impertinentemente, reclaman el derecho
a sentir de nuevo el tuétano corriendo por sus venas;
para así poder llevar con dignidad
la imposición maldita del olvido,
algunos de ellos, los más jóvenes,
aún sienten a sus espaldas algo de ausencia añorada,
que va engendrando dolor
en los momentos más absurdos de negra soledad,
cuando una otredad terrorífica
va secando al corazón latente,
y se intuye; en la madrugada infantil que apenas empieza,
un tormentoso trayecto hasta ese lugar que todos desconocen pero, que todos temen.

La muerte,
va dejando su rastro invisible
con un fuerte olor a certeza y un dulce sabor a nada,
y en la memoria, enfurecido,
se empecina el olvido en aniquilar la obviedad,
mientras,
de tarde en tarde llueven esqueletos impertinentes
que atascan los desagües y anegan mi corazón;
que se va diluyendo con el agua
y filtrando en la tierra en busca de su sosegada tumba.

Perteneciente al poemario: Detrás de la memoria.

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