Indira Suárez López
Cerrar los ojos debería ser suficiente para olvidar. Él sabía que no bastaba, sabía que callar, dormir o tomar un buen vino blanco no sería suficiente para volver a comenzar.
En la iris de sus grandes ojos dilatados se sentía una punzada de resignación y otra que delataba lo costoso que era para él. Tenía algún mal. Nadie sabe cuál con precisión; su existencia es tan real como el sabor que le produce. Tal vez su único alivio es que así se siente vivo y entonces, entonces ya no queda otra cosa.
Dentro de su transición lo espera un gran hoyo negro cuyo contenido es dudoso. Tiene ideas de lo que habrá en él. Piensa que estando dentro se curará, quizá sea en verdad la cura para todo y ha decidido escarbar.
Publicado en el suplemento de revista Propuesta número 3.