Eran aproximadamente las diez de
la mañana cuando a bordo de un carro de alquiler nos aproximamos a las
inmediaciones de uno más, de los lugares históricos de Tepeji. Al arribar a la
entrada principal, lo primero que captó mi atención fue la fachada de su capilla,
días previos, había hojeado el libro Episodios
Eclesiásticos de México del Pbro. Pedro J. Sánchez, que ilustra una
fotografía de esta capilla tomada en el año de 1918 y con un dato interesante
sobre las desavenencias del Arzobispo de México de aquella época, perseguido
por el gobierno carrancista:
[...] En tales circunstancias,
determinó S. Excelencia volver a México, y de incógnito, atravesó la frontera,
vestido de traje de color oscuro y sombrero tejano. Se detuvo unos días en la
ciudad de Guadalajara; luego se trasladó a Tula. Ya estando allí instalado, es
de interés narrar cómo el Sr. Cura de ese lugar, D. Refugio Ramírez, en tono
misterioso le dijo un día al dueño de la Hacienda de la Cañada, D. Norberto
Salgado: -Allí está Tatita. -¿Tatita?- Preguntó extrañado D. Norberto, a quien
luego le descubrió, que no era otro que el Exmo. Sr.
Arzobispo D. José Mora y del Río, y que urgía pasara una corta temporada en
dicha hacienda, jurisdicción de Tepeji del Río.
Al día siguiente, muy de mañana,
un coche de mulas llamado El Buen Tono,
llegó por S.E.; después se hizo el traslado del equipaje, compuesto de varios
bultos y de dos petacas bastante grandes. Celebraba S. E. En la Hacienda a
puerta cerrada y gustaba de permanecer algún tiempo en la gran huerta de la
finca. De vez en cuando salía a caballo, para retornar a medio día con buen
apetito a tomar su frugal alimento [...]¹
Parados en la entrada principal
de esta construcción pudimos observar una placa de cantera que contiene el
anagrama de la familia Rojas, actuales dueños del inmueble, y la leyenda Hacienda de la Cañada 1563. Su historia
está ricamente detallada en los libros originales de los siglos XVI, XVII y
XVIII que están bajo resguardo de la hacienda. En un libro del año de 1797 se
puede leer lo siguiente:
[...]Año de 1797. Extractos del
deslinde tomado de las tierras de la hacienda de Santiago y Señora Santa Ana de
la Cañada de Talutla; razón de origen de sus
mercedes, ventas y posesiones, como dentro se les tiene, según los títulos
originales [...] Extractos de títulos, sitios, tierras y sucesiones de la
Hacienda de pastor y cría de ganado mayor de Santiago y Señora Santa Ana, alias
la Cañada de Tlautla,
en términos de la jurisdicción de Xilotepec, y
deslinde de las tierras que le son anexas y es como sigue [...] En 18 de enero
de 1595 el exmo. Virrey Dn.
Luis de Velasco, caballero del orden Santiago, hizo merced a Cristóbal Garcis, indio principal del pueblo de Xilotepec,
de dos caballerías de tierra en términos del propio pueblo, y en la parte que
llaman el bajo del pueblo de san Martín, legua y media desde Tulancingo, en una
cañada llana junto al camino que va del dicho pueblo de San Martín al de Taxquillo a mano izquierda del camino de Alfajayucan que corre para abajo y hace cañada en el propio
camino, quedando a la parte poniente el pueblo de San francisco Sacachilco [...] En 28 de mayo de 1600, Juan Méndez de
Luna, labrador y vecino de la Jurisdicción Xilotepec
por sí y en nombre de sus herederos y sucesores al exmo.
Capitán Dn Joseph de la Puente este predio [...]²
Extractos que nos remontan hacia
sus orígenes a finales del siglo XVI.
A los pocos minutos de estar
contemplando los jardines interiores, y sus fuentes del patio principal; fuimos
atendidos por Don Salvador Rojas, dueño actual de este monumento colonial,
quien nos condujo a sus interiores ricamente decorados con un gusto de
principios del siglo pasado, los aposentos aún conservan mobiliario y
estructuras de la época: pisos de madera, candiles y sillas entretejidas con
toques europeos. Grande fue la sorpresa al observar su edificación; que de
inmediato nos recordó lo que el maestro Federico Gómez en su obra nos describe
y se apega de manera extraordinaria a la arquitectura de la hacienda La Cañada:
[...] Las casas que a partir de
la reconstrucción de la ciudad de México llevada a cabo por don Hernando de
Cortés y las que se siguieron edificando en la Nueva España durante el siglo
XVI [...] eran por lo general de dos pisos, de muy escueta traza, con un
robusto portalón para su entrada, formado de fuertes hojas de madera de pino (o
de la confiera llamada ahuehuetl) adornada con
gruesos clavos o chatones. En las fachadas, poquísimas y simétricas aberturas
(ventanas y saeteras), defendidas unas y otras por rejas, cerradas con postigos
de madera también con abundante clavazón [...] Las primitivas construcciones de
cal y canto no tenían aplanados, mostraban el material sin revoque [...]
generalmente adaptada en la mayoría de las construcciones, era la típica
española de tradición romana. Un patio central rodeado de corredores, altos y
bajos [...] la mayoría de estas casas eran de grandes dimensiones, techadas de
viguería plana [...] siendo las techumbres de gruesas vigas de cedro o
ahuehuete, ya corridas de un extremo a otro de los muros, apoyadas en ménsulas
o canecillos de madera recortados en perfiles artísticos, o bien descansados
sobre gruesas planchas o jacenas que recibían las
vigas, cuando el espacio era muy amplio. No parece que estos techos planos
tuvieran en su maderamen decoración especial en las tablas o en los ladrillos
que formaban el fondo del techo [...] Los pisos de estas residencias fueron
losetas de ladrillo de forma cuadrada, llamadas soleras o baldosas de piedra,
éstas de preferencia para patios y galerías [...] el espesor de los muros
permitía colocar en el afeizar de ventanas, poyos de
mampostería para sentarse a ver desde allí al exterior [...] Las estancias,
casi siempre de forma rectangular, altas, anchas y un poco oscuras por la
estrechez de aberturas en los gruesos muros [...] los corredores o galerías
abiertas que rodeaban el patio se sustentaban con arquería de piedra en los más
suntuosos [...] o, lo más usual, con columnas de mampostería con zapatas y
dinteles de madera [...] ³
Durante el recorrido al que
amablemente nos condujo Don Salvador, pudimos apreciar los suministros de agua
a través de manantiales con que cuenta la hacienda. Sus grandes y suntuosos
jardines, enriquecidos por sus viejos y frondosos árboles.
Conocimos los aposentos y salas
con que cuenta esta construcción por espacio de tres horas, faltándonos tiempo
para apreciar tan magnifica obra de la Colonia; algunos de estos cuartos han
sido acondicionados en grandes salas donde se pueden apreciar trofeos y
programas de corridas de toros donde ha participado el hijo de Don Salvador, el
rejoneador Salvador Rojas.
La Capilla, de una arquitectura
neoclásica, inició su construcción a mediados del siglo XIX y fue inaugurada el
12 de octubre del año de 1895. Podemos observar una bóveda sostenida por
arquería del neoclásico, rematada con columnas y alegorías clásicas. El
presbiterio cuenta con un templete de madera, por la parte de atrás del altar
principal está construido de madera estofada en oro, bajo el presbiterio, se
encuentran las criptas de los familiares de la familia Rojas. En la parte
superior de la entrada principal, hay un Cristo elaborado con la técnica
conocida como caña de maíz, ligera en su peso y con su gran expresionismo, data
de finales del siglo XVI. Sus muros están adornados con óleos, que por su
estilo y anonimato pudieran ser del siglo XVII. Estás referencias nos hacen
suponer que la capilla fue renovada sobre su original de finales del siglo XVI.
Dentro de la sacristía se encuentran ornamentos de mediados del siglo pasado:
casullas y dalmáticas bordadas en filigrana de oro y de plata. Cuenta con un
relicario que contiene, según un certificado emitido por la Santa Sede y que
pudimos leer, una astilla del fémur de San Judas Tadeo, nombre con el que se
conoce la ganadería de esta hacienda que tiene como actividad principal la cría
de toros bravos para las mejores plazas del país. Terminamos nuestra visita en
punto de las tres de la tarde, agradeciendo las atenciones de sus dueños y
llevándonos la satisfacción de haber conocido un poco más sobre la grandeza de
una mansión que forma parte de la gran historia de un pueblo llamado Tepeji del
Río.
Interiores de la hacienda,
fotografía: Sergio Luna.
Fuentes:
¹ Pedro J. Sánchez. Episodios
Eclesiásticos de México. 1948. pp. 463-64.
² Libro del año de 1740, foja 23.
³ Federico Gómez de Orozco. El
Mobiliario y al Decoración en la Nueva España en el siglo XVI. UNAM. México
1983. pp. 18-21