Estuardo Rendón
Memorias y movimientos es una sonrisa doble: por un lado, es la constatación de la habilidad de un artesano en el dominio de su disciplina y, por otro, un recordatorio de que, no importa lo oscura que pueda volverse la vida, el arte es razón suficiente para seguir en ella.
Distanciandose un poco de su material anterior y de sus proyectos paralelos (LBDLV, Crypt Humans), Crab sound nos regala un ep que podríamos etiquetar, en una palabra, como “jovial”. El estilo de “chiptune clásico” que el artista utilizó en las piezas, la misteriosa bonhomía de las melodías y la selección de los títulos (casi íntegramente en español), nos hace sospechar una coherencia intencional reminiscente de los álbumes conceptuales.
En lo personal, siempre he considerado a Crab sound como el Franz Schubert del movimiento chip mexicano, y el lirismo brumoso, de una alegría sumergida en nostalgia, de las pistas de este ep, me invita a imaginar una colección de breves lieder retro-electro-románticos: la jovialidad de un pensamiento recurrente petrificado en la sonrisa de una estatua sepulcral.
Más allá de detalles técnicos, a los que ahora excusamos, dada la maestría del creador en este oficio chiptunero, vale la pena subrayar las entrañas del mensaje. Quizás una de las únicas objeciones al ep, es la fugacidad de sus pistas, considerando que algunas poseen un potencial de desarrollo ulterior, pero su recato ejemplifica también una de las virtudes atrayentes de Memorias y movimientos: si debiera explicar a alguien qué es la música chiptune llevando un solo álbum en mi cartera digital, este bello y circunscrito ep sería el elegido, pues nos transmite un impulso de amor a la belleza, entre los desiertos de lo mundano, bajo una composición y ejecución ejemplarmente maduras.