Y de qué vivió, preguntan asombrados:
Vivió de vida natural, vivió de encantamiento, de un fuerte golpe, de un pulmón que le salió magnífico. Tenía horas y horas para volar, para bailar, para morirse de la risa. Daba cosa mirarlo tan contento como si no esperara nada. Tenía unos pies estupendos con los que se paseó dos o tres veces a todo lo ancho y lo largo y le sobrevino la vida de repente sin que supiéramos por qué, nada más lo vimos alegrarse y alegrarse, se infló como un globo de dicha y apareció ante nuestra vista de un modo radical, definitivo, eterno.
Música
Aura en el espejo: