Por Claudia Marroquín
Mujer líquida es un libro de poesía bien escrita, letras trabajadas durante noches y madrugadas de desvelo y humo de cigarro que hace un puente entre la creación y el desencanto. Leí los versos entre sorbos de cerveza y el sabor del tabaco, con la promesa de lluvia, de esa que hace ver a las mujeres con los ojos húmedos, mujeres líquidas.
Los poemas de este libro se centran en los encantos de la oscuridad tibia que permea el alma, los secretos del deseo cuando dos almas densas deciden compartir intimidad y locura en un cuarto de hotel porque, como cita uno de los epígrafes del libro ' en un hotel de mala muerte puede ocurrir un milagro' (Enrique González Rojo) Tal vez sea el milagro del hombre desnudo y su alma, sus ganas, sus paroxismos carnales, sus ganas de mandar al mundo al carajo. Mujer líquida versa los secretos de la carne, del espíritu, de las noches en dónde se quiere romper todo, de las entrepiernas de mujeres que lo mismo desean un orgasmo, que sentir la muerte cerca de su cuello. Si ustedes vienen arrastrados de quién sabe qué pena cansados de su último naufragio y acostumbran beber una última palabra de alguna nostalgia, deben de tener el libro del talentoso Fausto Leyva en sus manos.
