Álvaro Vallarta
En Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Haruki Murakami hace danzar el relato sobre la frontera entre la realidad y el mundo de los sueños. En una parte de la novela, Toru Okada desciende al final de un pozo buscando una respuesta, pero no encuentra nada. No hay respuestas en el fondo, ni siquiera indicios o nombres, solamente Toru y la absoluta soledad del pozo. Después de unos instantes en silencio, el lector y Toru Okada, reconocen que esa soledad era la respuesta.
Un descubrimiento parecido al de Murakami me ha provocado la lectura de Motivos para desmenuzar el insomnio. El insomnio es otro pozo como el de la novela. Caerse de sueño es caer en el lado más sincero de uno mismo, es descender al pozo de la identidad subconsciente. Sin embargo, el que padece de insomnio no puede caer de sueño, más bien se defiende en las trincheras de la vigilia. El sueño acecha, pero la realidad persiste. Se libra una batalla en el sistema nervioso. Toda la noche se disputaron nuestros sentidos la realidad y la sombra de la realidad. El insomne tiene, como quien dice, un pie del otro lado. El enfermo de insomnio es realidad y sueño al mismo tiempo, luz y sombra, juego de un espejo frente a otro. No es arbitrario que para definir su Arte Poética Ángel Pérez Escorza utilice el espejo como recurso: “Abracé la vida,/ la estrechez sublime/ de un espejo roto... /empañado por mi propia/ ausencia”. Oímos con atención al poeta que se asoma en el espejo del insomnio y se reconoce.
Piensen cuidadosamente sobre los enfermos de insomnio ¿Será que tienen síntomas en común con los poetas? ¿Alguien podría señalar las diferencias entre un poeta, un insomne y un sonámbulo, por ejemplo?
Antonio Machado escribió que: “Entre el vivir y el soñar hay una tercera cosa”. Yo pienso que de esa tercera en discordia son los poemas de Ángel Pérez Escorza.
Motivos para desmenuzar el insomnio es además un acto de magia: El lector desciende al pozo del prójimo y se encuentra a sí mismo entre tinieblas ajenas. Una vez más, otredad y espejo.
¿Cómo va a dormir tranquilo el que no habla a solas con la muerte? ¿Cómo duermen los que después de hacer el amor se quedan en silencio? ¿Se puede reconciliar el sueño después de caer al pozo?
Hay tantas cosas que nos gustaría decirnos en la noche y no sabemos cómo. Repetirnos en voz baja, por ejemplo, que “cada lágrima derramada es una letra que pide guardar silencio”.
A veces puede ser una palabra lo que nos mantiene despiertos, y da coraje.
Es tan breve el olvido y tan largo el insomnio, querido Pablo.
Si cada uno pudiera gritar desde su pozo “Deja que sólo grite lo que no se escucha”, “Deja que sólo ame lo que no se ve”; si uno pudiera despedirse sin oscuros remordimientos y comenzar de nuevo a las 6:30 am. Si uno pudiera leer con otros ojos sus propios motivos, tal vez podría prescindir de tanto insomnio.
Y algo más sobre el estilo. La claridad es la trampa más accesible para atrapar la atención de un lector inteligente. En este libro, mi querido Ángel refresca el valor de claridad que muchos adoramos en poetas como Benedetti y Sabines. Siempre y cuando “claridad” no se confunda con “facilidad”. Motivos para desmenuzar el insomnio es un poemario de confusa transparencia como las palabras de quien habla entre sueños.
En conclusión, como apuntó Borges sobre el insomnio, este libro tiene la vastedad del olvido y la precisión de la fiebre.
Acérquense a su sabiduría.
