Elianne Santiago
Percute el silencio tu Nombresobre el páramo de los días,
donde una promesa arraiga
y lenta asciende,
abriéndose paso
al amanecer de otro tiempo.
Invisible presencia
asequible sólo en el alumbramiento
de la vida en transformación perpetua.
Nada nos pertenece aquí,
pasajeros sin retorno,
se nos desbarata la vida
entre la hojarasca del anhelo
y el pez dorado de la dicha escapa
ante el malabar del asombro.
De nada vale dolerse
de esta condición de escarcha
para los días de estío,
de espuma contra el embate
feroz de la tormenta.
El cielo se abre infinito
a nuestras manos que nada pueden,
nada, sino balbuceos,
para descifrar el misterio.
Signos deslavados en el intento
por cardar una historia
que nos dé peso, probabilidad, forma,
sobre territorio de espectros.
Lanzo una pregunta,
eco de otra que fuera y no recuerdo,
suspendida permanece,
y es la paciencia la cuerda solitaria
que pulsa mi esperanza
sobre el laúd atrofiado del mundo.