Irving Ramírez
Suele pensarse que un narrador difícilmente logrará escribir poesía. De hecho, quienes lo intentaron fracasaron rotundamente, pienso en Cortázar y Benedetti, Joyce, Broch. Salvo algunas excepciones, José Emilio Pacheco, por ejemplo; transitar de un género a otro es un ejercicio vano. Algunos narradores, al no poder ser poetas, optaron por aquello. Dicen que todo narrador es un poeta fracasado. O, acaso, algunos siguen siendo poetas aún en prosa como Juan Vicente Melo, entre otros.
Por ello, al leer PoeMar, de Fernando del Paso, la sorpresa es mayor. Un narrador que se ha distinguido por ser un cultivador del lenguaje, y por crear obras monumentales en la narrativa, exuberantes en varios sentidos, sorprende con un poemario de altos vuelos poéticos. Este libro parece una reunión de toda su producción, aunque sea un poemario homogéneo, unitario, conceptual, sobre el tema del mar. El poeta se mueve en el terreno poético con soltura: endecasílabos, poemas en prosa, guiños intertextuales; como un poema que recuerda el famoso de Girondo, en la forma, en esa enumeración verbal, aquel de: se buscan, se aman, se desean…como una calca del otro, pero con tema y léxico marino.
En México hay un poeta del mar: José Luis Rivas, y otros que lo asumen como uno de los grandes tópicos universales. No obstante sus recursos son sorprendentes, y recuerdan las mejores páginas de Palinuro de México, y Noticias del imperio, donde su inmenso pulso poético y léxico maravilloso, se unen.
Si uno no ha leído sus novelas, creerá que siempre ha sido poeta. Su conocimiento y oído, su musicalidad, y su pluralidad perfecta de la composición poética, sus recursos varios, lo hacen un sólido escritor de versos, incluso más que varios consagrados. Este libro, para quienes cuestionan la preeminencia de un tema obsesivo, no aburre, y sí despliega un inmenso resplandor lleno de sorpresas retóricas, semánticas, y formales.
ORA PRO NOVIS
Mar de mármol, mar de la iniquidad, mar rojo, mar amarillo, mar de las estelas congeladas, mar de los sargazos, mar de las estelas ponzoñosas, mar de las tortugas, mar de los simulacros, mar de las rosas marinas, mar insólito, mar de los crepúsculos…
Como en sus novelas, hay un conocimiento de la historia, un degusto por las asimetrías, y una experimentación por las posibilidades del lenguaje; lo interesante es que la calidad de sus versos es de verdadero poeta con dominio del oficio y sin impostaciones. ¿Cómo concebir un libro sobre un tema del que se ha escrito tanto? ¿Y que parece agotado? Para ello está Saint John Perse, y varios, casi todos los poetas alguna vez escriben sobre el mar. Es un polígrafo que se mueve en distintos géneros con soltura. Editado por el FCE, este poemario, como él dice en su presentación: en este libro están todos los poetas que he leído: aquellos que recuerdo; aquellos que he olvidado. Y, en algunos poemas, late el homenaje, así como el diálogo lúdico y lírico. Es difícil discernir si es mejor narrador o poeta, empero, no pierde rigor ni oficio: publicó antes un poemario: sonetos del amor y de lo diario, que habla de una filiación por la tradición. En este nuevo, donde el mar adquiere diversas formas, y tonos, abre un sendero nuevo y revitaliza la decaída poesía mexicana en curso.
De tu soberbia, mar, nada se pierde
la guardo toda en un instante verde
cabe en mis ojos tu jactancia, presa,
y tu ira en un puño de turquesa.
