Ricardo Juárez
Horas que sujetan el cuerpo y la mente con hilos invisibles.Horas acumuladas de extrañar la última vez.
Horas de un trabajo que no se siente como trabajo si no como distracción de ocho horas.
Horas que pasan y se adhieren a la memoria, como lo fue el último amanecer.
Horas que pasan y se sienten en el cuerpo que se acerca cada vez más a la hora final.
Horas en las que se intente vivir aunque se muera en el intento.
Horas de escrituras que parecieran sin destino pero que en su vuelo siempre encuentran aeropuerto.
Horas gastadas en el ocio, de las cuales surgen ideas que con las horas, se convierten en hábitos que construyen nuevas formas para poderse expresar.
Horas que se van sin imaginar retornos.
Horas que se saben finitas y están para ofrecer creatividad y que pocas aprovechan.
Horas que con la pura imaginación, se aterriza en lugares que sólo uno conoce.
Horas que se usan para el auto-análisis.
Horas, horas y más horas...
Las horas son sólo las cadenas que mantienen la mente ocupada creyendo que lo que ella cree está bien hecho, sólo eso.
