En una época en la que la productividad se disfraza de felicidad pública y las redes sociales exigen optimismo como si fuera un impuesto emocional obligatorio, Marie Davidson irrumpe con City Of Clowns para recordarnos que el maquillaje nunca ha estado tan cuarteado. Su sexto álbum es una radiografía frenética del absurdo contemporáneo: una ciudad imaginaria —aunque demasiado familiar— poblada de sonrisas falsas, rutinas automatizadas y cuerpos exhaustos que siguen bailando para no caer.
Davidson, siempre incisiva, abandona definitivamente cualquier resquicio de ambigüedad y abraza una estética que combina el filo industrial, el pulso del electroclash y la mordacidad performática que siempre ha caracterizado su obra. Lejos de caer en la nostalgia, utiliza los ecos de los 2000 para afilar aún más su mirada sobre 2025: lo retro no es una pose, sino un espejo deformante que revela lo que nunca terminó de irse. En este contexto, City Of Clowns es un álbum que desarma con ironía, ritmo y una lucidez que incomoda tanto como seduce.
La presencia de Soulwax se siente en cada engrane brillante y en cada golpe de percusión que parece diseñado para retroalimentar la euforia y la crítica simultáneamente. El disco es una obra de ingeniería emocional y social: "Contrarian" retumba como un himno para quienes resisten la homogeneización digital; "Fun Times" se burla del optimismo forzado con un brillo disco que roza lo paródico; y "Sexy Clown" sintetiza a la perfección la tesis del álbum, celebrando —y al mismo tiempo destruyendo— la máscara que todos usamos para sobrevivir a la exposición permanente.
Lo brillante de City Of Clowns es su capacidad para funcionar en dos niveles sin perder contundencia: es bailable hasta el delirio, pero también es un tratado sobre el agotamiento, la vigilancia y la identidad en tiempos de pantallas omnipresentes. Davidson escribe con el cuerpo, con la rabia, con el cansancio y con una inteligencia que nunca sermonea; su crítica es un golpe envuelto en glitter, un manifiesto con zapatillas de plataforma y un cableado eléctrico que canaliza el malestar colectivo.
Con este álbum, Marie Davidson se consolida como una de las voces más afiladas del techno narrativo contemporáneo, una cronista que entiende que el baile es un acto de resistencia y que la sátira, cuando se acompaña de un beat imparable, tiene más filo que cualquier editorial. City Of Clowns es una invitación a entrar al circo —no como espectadores pasivos, sino como payasos conscientes— y a bailar con furia mientras el telón del algoritmo sigue cayendo una y otra vez.