Pocos textos literarios encriptan tantos simbolismos como los cuentos infantiles, la mayoría de ellos provenientes de la tradición oral. Si prestamos atención al mensaje que contienen entenderemos que más que moralejas, son la esencia de las primeras culturas cuyo legado permanece a través de generaciones y su desaparición será la primer señal de que la humanidad ha perdido el sentido de su existencia.
Hace mucho tiempo en un país lejano
En un cuento no hay un tiempo determinado puede ser hace mucho tiempo: dos días atrás, que son una eternidad para un niño, hasta el principio de los tiempos. Tampoco hay un lugar determinado: en un país lejano, un castillo, un bosque... En otras palabras: en nuestro inconsciente. Sitio en donde nuestros temores habrán de ser vencidos a través de personajes universales y situaciones universales con los que podemos identificarnos, efecto que los griegos lograron a través del teatro siglos antes, porque todos los pueblos tienen arquetipos comunes como la madre, el maestro, el anciano, el héroe. Incluso el sol, la luna, el reino animal y el reino vegetal logran convivir con los humanos en todas las culturas a través de sus historias.
Noche de bodas de la Bella Durmiente
El castigo de un letargo profundo tiene su origen en la mitología nórdica: cuando Odín envía a Brunilda a inclinar la balanza en la batalla de dos reyes, ayudando al que no era el favorito del dios, por lo que esta valkiria es condenada al mundo de los mortales a permanecer dormida hasta que un héroe la rescatase. Si consideramos que soñar es un ensayo de nuestra propia muerte, un ensayo que practicamos a diario y no es sino que tras un beso que rompa el hechizo, llegará el despertar. Este simbolismo representa el mensaje profundo que sólo el amor podrá salvarnos de la muerte.
La falsa abuela de Caperucita roja
Los relatos folklóricos son importantes porque en su estructura dejan al descubierto aspectos importantes para la antigua raza humana: el rito de iniciación a la adultez representado en dejar atrás a la madre (casa, comunidad, civilización) para adentrarse en el bosque (el temor de separarse de todo aquel mundo conocido) para terminar derrotando al verdadero enemigo desde dentro del vientre del lobo (la muerte) este morir y renacer de Caperucita es todavía más antiguo que el regreso del vientre de un animal, justo para emerger siendo otro (Jonás y la ballena) sus orígenes se remontan a la mitología nórdica en donde Thrym roba el martillo de Thor quien para devolverlo pide a cambio casarse con la diosa de la belleza Freya, así que Loki disfraza a Thor y a él mismo para recuperar el arma. Vestido con las ropas de Freya, oculto con un velo de novia, es a través del diálogo que Thor va obteniendo ventaja táctica para recuperar su arma.
El rey está desnudo
El traje del emperador es un cuento que nos muestra lo ilusorio que es el poder, la fama o posiciones de los hombres. No importa el reino, ni el nombre del rey, en todos lados en el fondo, los hombres estamos desnudos ante los ojos del hambre, el cansancio, el sueño y la muerte.
Todos somos ese rey cuando asumimos superioridad a falta de títulos nobiliarios: licenciado, doctor, maestro, técnico... Todos estamos desnudos de cualquier título porque estamos destinados a ser algo más que un personaje.
No hay que esperar a que un niño nos señale nuestra propia desnudez: esa soledad que viene tras los años de soberbia, en otras palabras: una desnudez de amistad.
El límite de la lámpara frente a los deseos
Se nos ha infundado la idea de que tener y ser equivalen el mismo concepto, por eso el deseo puede llegar a consumir a quien desea. Quién es realmente el esclavo cuando se le pide al genio? Quién es realmente el esclavo cuando se espera a que el deseo se cumpla?
Pocos son los deseos que ofrecen una satisfacción duradera a lo largo del tiempo: la paz interior, el aprendizaje aplicable a la vida, el orgullo de ayudar a quien lo necesita... Todos aquellos deseos que llegan a ser un bálsamo para el espíritu no requieren la necesidad de una lámpara maravillosa.
La verdad frente al espejo
Un símbolo de auto conocimiento por ontonomacia es y será el espejo, el diálogo recurrente que tenemos con este objeto es a nivel mental, sin embargo la situación entre el observado y el observador resulta enigmática. La persona que tenemos frente a nosotros es idéntica, se podría decir que nuestra mente habita al reflejo o el cuerpo según nuestra necesidad, por ejemplo: cuando llegamos a juzgarnos, desde el reflejo dejamos de ser cuerpo pues no nos identificamos con nuestros defectos. Dejamos de ser reflejo cuando asumimos con orgullo nuestra identidad, por lo que al final del día, tanto el reflejo como el cuerpo son simples vehículos al servicio de nuestro ser.
Antes de las doce terminan las horas mágicas
La finitud es inminente, antes de que aquello que llamamos destino se cumpla, cada uno de nuestros pasos no sólo nos recuerdan a aquellos ya dados, sino que también son el eco de los pasos de nuestros ancestros, el mismo sol nos lo podría confirmar si tuviera voz propia. Algo tan simple como contar un cuento antes de dormir, revelará que entre el principio y el final de una historia dejamos de ser los mismos, aunque solamente nos toque ser espectadores.