Si se dice que los ojos son las ventanas del alma, nosotros somos entonces el alma de aquellas casas que habitamos. Las ventanas siempre serán un símbolo de la espera, sólo es recordarnos de niños esperando que la lluvia cesara para salir a jugar, recordarnos recargados en los vidrios esperando que el viaje del autobús terminase, o estar a la expectativa de ser atacados por un monstruo porque tras la ventana, un árbol se atrevió a tocar el cristal insistentemente con sus ramas en la tormenta.
Si larga es la noche para quien no puede dormir, lo es más para quien espera, por ello cada uno de estos minutos representa el retrato sonorizado de esas pequeñas eternidades, abrumadoras para quien pendiente tras la ventana, observa el tiempo transcurrir a una velocidad relativa a todos los demás.
La ventana a media noche, es un ejercicio de haikús sonoros, resultado de tratar de responder a la pregunta: ¿cuánta música puede contener un minuto? ¿Cuánta angustia puede contener ese pequeño lapso de sesenta segundos?
Origen
El título está influido de la miniserie de serie capítulos de microrelatos publicada en revista Propuesta del 22 de junio al 31 de julio de 2016.
También emula al acoplado publicado en Cian Orbe Netlabel en el que nos apoyaron tras la convocatoria que lanzamos el 10 de octubre de 2018 de Haikú sonoro. Y del que estoy eternamente agradecido sobre todo por el aprendizaje que me dieron.
Durante ese lapso de convocatoria acumulé varios de estos haikús sonoros y los títulos con los que fueron naciendo estos ejercicios me mostraron una historia que narrar, una historia a la que opté por buscarle un espacio por lo que Virtual Soundsystem Records fue el sello que amablemente le dio posada a este proyecto que estás por escuchar.