2012-08-29

Un ingeniero de origen catalán

Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo
de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
Jorge Luis Borges
Para Jorge José Terré Oliva

Octavio Jiménez


Cataluña es una comunidad autónoma española situada al nordeste de la Península Ibérica. Ocupa un territorio de unos 32.000 km² que limita al norte con Francia (Mediodía-Pirineos y Languedoc-Rosellón) y Andorra, al este con el mar Mediterráneo a lo largo de una franja marítima de unos 580 kilómetros, al sur con la Comunidad Valenciana (Castellón), y al oeste con Aragón (Huesca, Zaragoza y Teruel). Esta situación estratégica ha favorecido una relación muy intensa con los territorios de la cuenca mediterránea y con la Europa continental. Cataluña está formada por las provincias de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona. Su capital es la ciudad de Barcelona [1].
De Cataluña la provincia de Gerona está situada al nordeste de la comunidad autónoma de Cataluña. Limita con las provincias de Barcelona y Lérida, y con la República Francesa, así como con el mar Mediterráneo. [2] Uno de sus municipios lleva el  nombre de Ripoll, donde los vientos traen consigo la frescura de los ríos Ter y Freser, que por momentos recibe la cortante sonrisa de los helados y gélidos aires de las montañas de los Pirineos.
Esta es precisamente la tierra que vio nacer a uno de los hombres que dejó una herencia religioso-cultural en el pueblo de Tepeji del Río. Herencia que se ha vuelto una tradición, un ícono de la identidad tepejana a lo largo de sesenta años: el Ing. José Terré y la Procesión del Silencio.
Su nombre completo fue José Terré I Tornamira  y nació el 27 de agosto de 1905. Su vida e infancia estuvo rodeada del ambiente de la industria textil ya que su padre Antonio Terré I Techirot, nacido en el año de 1875 era Director (nombre y cargo que se le daba al administrador de una fábrica textil en aquella época). Salió el 23 de diciembre de 1947 del aeropuerto de Portugal y llegó a México el 13 de enero de 1948 a montar una fábrica por el rumbo del Panteón Jardín en la ciudad de México. En ese año conoció y se casó con Oliva Barraguer, quien había llegado a nuestro país huyendo de la guerra civil española; actualmente vive a sus 92 años de edad con un estado de salud muy delicado.
Se nacionalizó mexicano junto con su esposa el 15 de marzo de 1951. Este matrimonio procreó tres hijos: José Jorge y Jorge José (gemelos) y Nuria. Los gemelos nacieron el 26 de abril de 1951, a los treinta días de haber nacido se vinieron a vivir a Tepeji del Río en donde están registrados. Nuria, nace el 9 de junio de 1959. Comenta Jorge José Terré:

[…] somos orgullosamente tepejanos estamos aquí registrados, de hecho nuestra edad coincide casi con la que tiene la Procesión del Silencio. No nos nacionalizamos españoles, estábamos por terminar la preparatoria y queríamos hacer el servicio militar como mexicanos, dijimos que no nos nacionalizaríamos españoles. Habíamos renunciado por las leyes de Echeverría a la nacionalidad española, y no quisimos irnos hasta no terminar la preparatoria y continuar la universidad […][3]

El ingeniero Terré a su llegada a Tepeji del Río desarrolló múltiples actividades en el proceso de la actividad textil; debido a su ingenio en su natal España tiene registradas varias patentes: sistema de trinquete, tipo de estrella para máquinas continuas, selfactinas y similares usadas en hilatura, nuevo sistema de freno automático tensor para plegadores de urdimbre, nuevo tipo de estrella para máquinas continuas, selfactinas y similares usadas en hilatura, un dispositivo de freno automático para selfactina y un dispositivo de freno automático para plegadores de urdimbre. [4]

[…] mi papá estaba considerado en su tiempo como uno de los directores ingenieros más jóvenes de su generación y como era muy ingenioso logró varias patentes de la industria textil. Pero así como era muy ingenioso para inventar era un pésimo negociante, nunca pudo con los negocios. Tuvo la inquietud de tener granjas avícolas, por dondequiera que estuvo tenía  sus gallinas. Llegaron a decirle el ingeniero pollero […][5]


Fue muy acogido junto con su familia  por los habitantes de Tepeji en esa época, con la desarrolló una amistad profunda que ha perdurado a lo largo de los años.

[…] realmente en la familia todo mundo fue y sigue siendo apasionado de Tepeji del Río, y para mi papá fue su adoración. Llego a Tepeji a trabajar en la fábrica La Josefina y con mucho entusiasmo llegó a conocer gente muy buena que les abrió a mis papás y a mis hermanos los brazos de este hermoso lugar, él se sintió tan a gusto que puso todo su ingenio aquí… al igual que mi papá, mi mamá era una amante de Tepeji. Era una buena amiga de gente de Tepeji, fue muy amiga de la esposa del Dr. Olvera, de Tere Velázquez, de las Sritas. Salgado, les encantaba Tepeji a mis dos padres españoles, los acogió bien Tepeji, y la gente a ellos […][6]

Son los recuerdos de Nuria Terré al encontrarse de frente con el paisaje que nos ofrece le cerro de San Mateo, de color verde y arena enmarcado por un cielo azul con estirones de nubarrones en el firmamento, como si hubieran sido rasgados por una mano invisible en busca de recuerdos y añoranzas. Paisajes tepejanos dignos de contemplación en los meses de agosto y septiembre.
Una de las primeras actividades que desarrolló Terré con la comunidad, fuera de las instalaciones de la fábrica textil, fue una procesión en tiempo de Navidad. Con carros alegóricos, con gran entusiasmo y la coordinación de Terré, desfilaron por la maltrecha y terrosa avenida principal del año de 1951. Sobre este acontecimiento el Sr. José Luis Ortíz Salgado, quien fuera amigo de José Terré y es actualmente propietario del restaurante La Casona comenta:

[…] era un grupo de diablos que hicieron el camión alegórico, en la plataforma la Srta. Hilda Velázquez, chaparrita no muy grandota de cuerpo bonito, venía bailando la danza del fuego. Hicieron sobre la caseta del carro la cabeza de un dragón con una escalera, y había dos o  tres cuatro diablos ahí, y Trinidad Laguna iba hasta el frente. Había un efecto especial con tantita lumbre en donde Trinidad agarraba  pólvora para que salieran los fogonazos. Como era diciembre, tiempo de cohetes de los que truenan y de los que se caen, alguien aventó una chispa y el fogonazo muy grande porque agarró todo el depósito de la pólvora; Trinidad se quemó y al momento se aventó desde arriba arrastrando dos o tres diablos. Todos estaban disfrazados con trajes rojos y cuernos. Eso sucedió enfrente de la casa de don Pepe Padilla, de ahí recogieron a trinidad y la metieron a mi casa a donde fue el doctor a curarla. Después de ese carro vinieron las pastorelas, las hacíamos aquí y una o dos en Tula. Evelia Velázquez hija de don Alberto Velázquez que vivía ahí en donde está la casa del Dr. González; Evelia era la Virgen y yo era San José. Al año siguiente y después de las pastorelas vino la Procesión del Silencio a mí me tocó salir en la primera procesión, también encapuchado, me tocó cargar un buen rato la Virgen. Debí haber salido unas cuatro o cinco veces […][7]

Posiblemente la tradición de hacer este tipo de desfiles navideños haya sido algo que el ingeniero Terré haya traído de su natal Cataluña, en donde tradicionalmente se llevan a cabo las Cabalgatas Navideñas y de Reyes. Al año siguiente efectivamente José Terré con el apoyo del entonces párroco de Tepeji el Pbro. Felipe del Águila, obreros de La Josefina y personas del pueblo dan nuevamente vida a la Hermandad del Santo Entierro. (Sus orígenes se remontan al siglo XVII) e inician la primera Procesión del Silencio el Viernes Santo por la noche del 11 de abril de 1952.
Parte de regreso a España en el año de 1971 en donde muere víctima del cáncer de páncreas el 26 de septiembre de 1994 a la edad de 89 años en su natal Cataluña. Siempre tuvo en sus recuerdos y añoranza a Tepeji del Río y su Procesión del Silencio, así lo recuerda su hijo Jorge José:

[…] cuando regresamos a España lo primero que preguntó es que si seguía la procesión en Tepeji del Río, y que si le habíamos llevado una lata de mole. Mi mamá le dijo que no, cómo le íbamos a llevar una lata de mole a España. Se puso entre molesto y triste porque no le llevamos su mole; a pesar que le costaba mucho trabajo pronunciar los nombres como: Popocatépetl, Xochimilco, decía chochimilco y cosas así porque su idioma original era el catalán. […] Nos preguntó si seguía la procesión en Tepeji del Río, siempre se sintió muy orgulloso que se siguiera aquí esa tradición con esa fe, con ese entusiasmo, eso se lo llevó. Tenía allá en donde murió sus hábitos, sus fotos de Tepeji, todo lo relacionado con este bello pueblo. Sí, había perdido la comunicación con Tepeji, pero fue lo primero que nos preguntó: -¿Se sigue haciendo?-. Y le contestamos -Sí, se sigue haciendo la Procesión en Tepeji[…][8]


 














[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Catalu%C3%B1a
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Provincia_de_Gerona
[3] Parte de una entrevista realizada con Jorge José Terré y su hermana Nuria, el 7 de agosto del 2012 en las instalaciones del restaurante La Casona.
[4] http://patentados.com/empresa/terre-tornamira-jose.1/
[5] Ibídem, Parte de una entrevista realizada con Jorge José Terré...
[6] Ídem
[7] Ibídem, Parte de una entrevista realizada con Jorge José Terré…
[8] Ídem

 


Este texto es un extracto del capítulo II del libro titulado Hasta que me Muera: Historia de una Cofradía. Del mismo autor y que aparecerá en la cuaresma del año 2013.

Publicado en la gaceta de lectura nº 0

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