Guillermo Samperio
Ahora me dejaron solo. Mis hijos andan en alguna lancha sobre el mar. Mi casa se me volvió desconocida. Veo la foto de mi abuela y sé que no quiere mirarme. Prefiero ducharme en el baño chico. El otro, el grande, me perturba. Sólo uso el clóset. No sé qué pasaría si abriera algún ropero viejo. Anoche oí ruidos, susurros, discusiones, gruñidos, golpes severos. Me quise ir a un hotel, un poder me detuvo y caí de manera rotunda contra la duela. No sé, en verdad, cuánto tiempo llevo inmóvil en el piso luego de que recobré la conciencia.
Publicado en el suplemento cultural 11 de revista Propuesta #182.