2016-10-16

El príncipe lisérgico del celuloide (III)

-El exilio del poeta gótico entre espuma de absintha-



Parte 3-Final


Noél Enrique Olivera

Así es, no volveremos a vagar
tan tarde en la noche,
aunque el corazón siga amando
y la luna conserve el mismo brillo.
Pues la espada gasta su vaina,
y el alma desgasta el pecho,
y el corazón debe detenerse
a respirar,
Aún el amor
debe descansar.
Aunque la noche
fue hecha para amar,
Y demasiado pronto vuelven los días,
aún así
no volveremos a vagar
a la luz de la luna.
Lord Byron
China Blue sonreía a todos desde su universo onírico-clitoriano, cuando ondeaba su falda en el corazón de la niebla de la ciudad.
Cada personaje que interpretaba para sus "clientes" tenía estructura de realidad y grotesca poesía, un concretismo arrasador que se trasluce en los pequeños escenarios del film. Anthony Perkins en su última aparición en el Cine da una clase magistral de interpretación y dramatismo. 
La música de la Banda Sonora es de Rick Wakeman (YES) y aparece unos segundos interpretando a un fotógrafo en la fiesta de la boda. 
El aire de las escenas es lo suficientemente viciado como para transportar directamente al espectador a un mundo oscuro y sin esperanzas que puede existir a nuestro lado.
La extrema lujuria con que está tratado el guión cinematográfico (escrito por Ken Russell) fortalece lo compacto de sus imágenes.
Kathleen Turner en una magnífica interpretación de China Blue, quien se encuentra en un viaje de ida sin pasaje de vuelta.

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