Vudú
A mi abuela le gusta jugar con muñecas de trapo. El pueblo poco a poco fue quedándose sin personas, yo no tengo miedo pues en mis manos está su figurilla, si da un paso más habré de arrancarle la cabeza.
Abandonar
Un cigarrillo en los dedos, un desfile de ideas bombardean la mente, el camino es oscuro y las sombras se arrastran sobre banquetas, por pequeños faroles que iluminan creaturas.
Cenizas vulnerables juegan con el viento helado, diez quince y por la puerta de casa se asoma.
Al final, oculto sobre ramas de escombro, un pequeño columpio se mese al ritmo de luciérnagas, creo que soy indiferente, no llego, me detengo, no puedo moverme.
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Retreta
Con las manos entumecidas caminé al cuarto, tropecé con unos zapatos viejos, los levanté y miré en ellos rastros de sangre. Recuerdo como pateé tu cadáver en una noche taciturna, ese velo que acoge el escenario ideal en una película de terror, lo último que ausculté fue tu cuerpo putrefacto rodando entre las ramas.
Es curioso, pero creo escuchar el ruido de la puerta en la que entrabas por la mañana.
Publicado en el número 5 del suplemento cultural de revista Propuesta.