María Luisa Martínez Torres
&
Angélica Bárcenas
La historia se teje con hilos de muchos grosores y colores, que al paso del tiempo y con amorosas manos, se va creando la pieza pensada, imaginada y hasta soñada. Cuántas tejedoras y tejedores de sueños cavilaron en un abrigo a la medida de las apetencias del espíritu y del intelecto.
Hoy por ser el cumpleaños de Casa de Cultura estamos todos aquí para festejar con lunas iluminadas de la candela de los deseos, para que los espíritus buenos la protejan y así poder verla crecer. A pesar de un edificio, que si bien es sustancial, es más importante saber que la cultura no se enclaustra, ni nace entre las paredes antiguas o modernas de una construcción, sino vive en el espíritu de una sociedad, que a través del tiempo, va esculpiendo su rostro y registrando sus datos más allá de su acta de nacimiento.
Remontarnos en el tiempo para saber cuándo se ovillaron esos hilos que fueron tejiendo la trama de la actual Casa de la Cultura, (sería tal vez apasionante para el que escribe, pero cansado para el que lee). Por ello, sólo propongo evocar lo más inmediato al tres de octubre de mil novecientos ochenta y nueve como fecha de inicio y a febrero de mil novecientos noventa, cuando se pregonaba con banda, cohetes y confeti la apertura del edificio que albergaría la Casa de la Cultura Comunitaria de Tepeji del Río. Como ya mencionamos, todo nacimiento tiene su gestación mucho antes de esas fechas, antecedentes no todos documentados, no todos oficiales, incluso ficticios. En última instancia era un proyecto oficial del Instituto Hidalguense de Cultura de aquellos entonces que apoyó al gobierno municipal, pero sobre todo, coincidía con la propuesta de muchos ciudadanos que desde años atrás, hacían la petición a las autoridades para que se adquiriera una de las diversas edificaciones antiguas para crear Casa de Cultura.
En algún período de la historia jurídica de nuestro país, la mayoría de edad se alcanzaba a los veintiún años, confiemos en que había sus buenas razones para ello, y así creer que el cumpleaños número veintiuno de casa de cultura significa su madurez y desarrollo óptimo, por lo tanto, el inicio de una nueva etapa. La esperanza es tan importante en este tiempo de violencia y desasosiego, que sino es la educación y la cultura el camino para la transformación de la sociedad, ¿cuál será? Por lo que la Casa de la Cultura debe ser un espacio de esparcimiento y educación en el arte como contribución y opción para que la juventud y la infancia tengan caminos distintos a la delincuencia y las adicciones.
Giremos el timón para no encallar en nuestro recuento de los años, y recordar los umbrales no muy lejanos de la celebración del día de hoy, para ello es necesario evocar Las Fiestas de Octubre, allá por mil novecientos ochenta y siete, que a convocatoria ciudadana, se organizan haciendo eco en diversos actores, de variadas ideas y propuestas, para conmemorar la fundación hispana del pueblo de Tepeji del Río. Las Fiestas de Octubre fueron el abrevadero de las expresiones culturales y artísticas que aún sobrevivían y se gestaban en un Tepeji que se transformaba vertiginosamente ante la instalación del parque industrial, y la consecuente llegada de población de lugares cercanos a este rincón del sur del Estado de Hidalgo. De un pequeño pueblo mágico de calles empedradas, casas de adobe y teja, a la ampliación de las colonias Tlaxinacalpan y San Mateo (que no contaban ni con los servicios básicos).
En los años siguientes la convocatoria ciudadana continuó con apoyos solidarios por parte de comerciantes, instituciones públicas y empresas, pero sobre todo de organizadores voluntarios que sólo los movía, literalmente, el amor al arte. Hay muchos rostros que aún persisten, desde distintas trincheras, en este arduo trabajo. Las fiestas de octubre se institucionalizaron a través de la parroquia de San Francisco de Asís, del ayuntamiento municipal, fundaciones culturales.
Regresemos a las aguas de ese manantial que significaron Las Fiestas de Octubre y llevó a otras riveras, entre ellas un comité pro Casa de Cultura, en la que algunos de sus actores fueron los primeros promotores culturales contratados para la nueva institución, que en sus inicios proyectaba atender las necesidades de información y rescate cultural de varios municipios de la región. Con los años le fueron naciendo los primeros talleres artísticos y culturales, como teatro, danza, narrativa, música y artes plásticas. Actualmente son 22 talleres: teatro infantil, dibujo y pintura, ballet clásico, guitarra clásica, canto, danzas polinesias, danzón clásico, danza folclórica: infantil, juvenil y adultos, guionismo, literatura, creación literaria infantil, fotografía, arte en cerámica, danza urbana, evolución latina, ritmos latinos, bordado textil, entre otros. Así como, recorridos a los monumentos históricos, con la intención de dar a conocer la historia de Tepeji del Río, apoyados en folletos y carteles, sobre todo para instituciones educativas, teniendo un número de usuarios y visitantes en Casa de Cultura de aproximadamente 5,600 al mes; entre niños, jóvenes y adultos. También es loable reconocer la participación de los directores de las instituciones educativas del Municipio en las actividades a las que convoca Casa de la Cultura.
Los talleres iniciales crecieron con el paso del tiempo, se transformaron, algunos maduraron y han dado frutos, otros aún buscan lo que quieren, algunos más hasta se han ido de casa y han tomado su propio rumbo, como cualquier hijo que madura y le crecen las alas. Reconocerlo es necesario, más por orgullo que por el dolor del abandono, ver que una gestación de sueños y propuestas, veinte años atrás, es digno de mencionar en este cumpleaños. ¿De quién hablamos? hablamos de muchos jóvenes, algunos ya no tanto, que en un mayo de mil novecientos noventa, en torno a una mesa -y no de cantina- sino de Casa de la Cultura, se reunieron a compartir lecturas, escrituras y charlas, ahora están ahí, en el taller de narrativa “Luis Gutiérrez Herrera”, festejando con sus múltiples libros publicados, otros participantes que en algún momento visitaron el taller, también robustecen el interesante acervo bibliográfico de Tepeji del Río.
Las peticiones de apoyo a las Instituciones Culturales en todas las áreas artísticas y culturales siempre han estado respaldadas por las demandas de la población, así como por las intervenciones y logros obtenidos de los participantes de Casa de la Cultura, como los intercambios culturales con las embajadas de Rumania en mil novecientos noventa y cuatro y con Chile en mil novecientos noventa y seis, la participación del ballet folclórico de Casa de la Cultura en San Bernardo y Viña del Mar en Chile; el Ciclo Literario en la voz de sus autores con la participación de escritores de gran renombre de mil novecientos noventa ya cinco amil novecientos noventa y siete. También dan testimonio de su quehacer, los reconocimientos que le han otorgado la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, la Embajada de Irán, la Universidad Tecnológica Tula-Tepeji, así como los municipios y comunidades aledañas como Villa del Carbón, Huehuetoca, Jilotepec del Estado de México; Atotonilco de Tula, Tezontepec, Tepetitlán y Ciudad Cruz Azul, del Municipio de Tula de Allende, en el Teatro Bartolomé de Medina y en el Auditorio Abundio Martínez de la Ciudad de Pachuca por ejemplo. No faltando el reconocimiento de las comunidades de Tepeji del Río, por su participación de los grupos artísticos en sus festividades.
Y si bien, desde que se inauguró la Casa de la Cultura han existido proyectos y promesas de ampliación de las instalaciones, es cierto que a la fecha sólo ha habido adecuaciones a sus originales salas, como la instalación de la sala histórica y desgraciadamente la ubicación de otras áreas administrativas municipales (cómo olvidar el establecimiento de una oficina partidista allá por mil novecientos noventa). Por ello, es importante dar a conocer la autorización del proyecto de ampliación y remodelación de las instalaciones de Casa de Cultura que se tiene programado iniciar para el próximo mes de noviembre.
Además, hoy es muy importante pugnar por la declaración del inmueble, única y exclusivamente, como un espacio cultural y artístico. Derecho ganado de la sociedad de este Municipio. Porque gobiernos van y vienen, pero el desarrollo de la vida cultural es derecho de todos, y de ello nos hemos encargado esos actores culturales que independientemente de filiación política, creencias religiosas, trabajo asalariado o proyectos personales, hemos trabajado por un escenario cultural libre en nuestro municipio. Y no ha sido fácil, no debemos olvidar que muchas veces los talleres de Casa de Cultura han salido huyendo de ella, refugiándose en otras instalaciones como Desarrollo Rural, la parroquia de San Francisco y hasta en espacios públicos y privados, por la prepotencia de algún funcionario público que ha querido imponer sus criterios personales, evidenciando su inexperiencia y responsabilidad como gestor cultural. Algunos pretendiendo tomar en cuenta a la sociedad artística convocan a integrar el programa de cultura municipal, desgraciadamente no ha prosperado más allá de buenas intenciones. Ya no sé cuántos Consejos Ciudadanos de Cultura se han creado, y como siempre sus participantes con la ilusión de injerir en el quehacer cultural de las instituciones públicas, y con el derecho de intervenir sobre la utilización de los recursos públicos participa, propone y en la realidad no sucede nada. Por lo que aún es una tarea pendiente, pues se sigue considerando que la cultura no es redituable y por lo tanto sin recursos para invertir.
Por último, no podemos olvidar que esa diversidad de ideas y propuestas que se dividieron a través de los años y que son lo único que nos puede enseñar a madurar, si bien nos hemos transformado en una sociedad más compleja y diversa, nos da la oportunidad de lograr una mejor sociedad igualitaria, equitativa y justa, pero sobre todo, es ineludible el reconocimiento y la participación de esa diversidad de ideas y perspectivas para lograrlo, no olvidemos que independientemente de un edificio lo que representa Casa de la Cultura es un espacio simbólico de expresión de la cultura y el arte del pueblo de Tepeji.