Daniel Lemus
Hace ya un tiempo que se presentó ante mí la Náusea, tiene el rostro cubierto con el velo de lo absurdo que impide verle a la cara, unas manos gélidas que te estremecen al abrirte el cuerpo en dos en busca de tú sosiego, queriendo introducirte al quirófano de los despreocupados; los aún vivos comentan que es así como se muestra la muerte ante el moribundo que se resiste a la existencia.
Desde su aparición en adelante, sé que se trata de ella cuando de repente me ensucio en vómito: al despertarme, cuando cruzo la calle, al acostarme en la rígida cama por la noche, porque el día simplemente fue eso, una simpleza. Al encontrarme con la gente, que al igual que yo, están bañadas en vómito y el saber que estoy sin razón aparente alguna; caigo en el sinsentido, hasta que los sentimientos de existencia me levantan para decirme que: el continuar con el existir es como bañarse a diario sin salir de casa.
Publicado en el suplemento cultural nº8 de revista Propuesta.